
.-Línea 8: Habitar los territorios de América Latina
Carmen Dyna Guitián Pedrosa.
Pensar América Latina implica de inmediato imaginar coordenadas geográficas; sabemos que no se trata del hemisferio norte, del frío y el hielo en su estación del invierno; sabemos que no se trata del Lejano ni del Cercano Oriente, tampoco de África o Australia. Estamos conscientes de la existencia de un territorio que convencionalmente, desde finales del siglo XIX, se denominó América Latina. Que hoy en día esa imagen territorial se expande o se contrae de acuerdo a la manera como conceptualizamos la historia, la cultura y la sociedad de ese ámbito territorial, es parte del reto de investigar los modos de habitar esta porción del planeta. La discusión de la condición latina versus la condición sajona, por ejemplo, perfila una definición del espacio habitable pensado y vivido por quienes se identifican con lo latino que trasciende la convencional definición de América Latina como los territorios al sur del Río Grande.
Más aún, habitar América Latina hoy, en el siglo XXI, implica manejar unas ciertas coordenadas culturales que pasan por la identificación a través de la lengua común que garantiza una comunicación inmediata; la religión que nos religa en un modo propio de relacionarnos con lo sagrado, el mestizaje que nos hace reconocernos múltiples y variados en nuestra propia condición de sujeto social, mestizaje que se mantiene en el tiempo y en el espacio en la medida que muchos y distintos grupos étnicos se trasladan a este territorio para habitarlo.
Implica también situar la experiencia vivida en una sociedad que no deja de ser tradicional para además ser moderna; una sociedad donde la diferenciación puede llegar a ser extrema si hablamos de pobreza y calidad de vida pero puede ser insignificante si hablamos de paisanaje y compadrazgo, por ejemplo.
Habitar América Latina hoy es enfrentar la contundente realidad de los asentamientos populares auto construidos por sus pobladores en las ciudades pero a la vez, reconocer las grandes vías urbanas, las edificaciones modernas, los espacios públicos de la cotidianidad colectiva, los sistemas urbanos expertos –todos disfrutamos de sistemas de infraestructura de aguas blancas y servidas, electricidad, transporte masivo, incluyendo subterráneos, etc.- También contamos con grandes centros comerciales –los malls norteamericanos- cadenas de tiendas, de comida rápida, en general de centros de consumo contemporáneo como se pueden encontrar en cualquier otra parte del mundo…y, sin embargo, algo nos hace peculiar y particular, distintos al resto del mundo. Este es otro de los retos de la línea de investigación, lo propio y lo ajeno en América Latina desde la perspectiva de los modos de habitar el territorio, en el mundo globalizado.
.-Construir un objeto de estudio, perfilar un método de estudio
Recorrer la historia, la sociedad, la cultura, lo étnico y lo religioso desde el territorio en América Latina constituye la definición sustancial de la línea de investigación, o cómo se produce el espacio habitable en el interior de los procesos societales y culturales que conjuntamente con las restricciones y los recursos del medio físico natural, generan las condiciones de asentamiento de los distintos modos de habitar.
Desde esta perspectiva, la vida cotidiana, el sujeto social que estructura lo social y las redes sociales son tres coordenadas sociales ineludibles (aunque no exclusivas) pues, las dos primeras dan cuenta de los modos de habitar, mientras las redes sociales nos permiten reconstruir el complejo conjunto de relaciones sociales por medio del cual el sujeto social se involucra en la constitución de la sociedad y posibilita dichos modos de habitar. Completan la configuración de esta perspectiva las dimensiones del trabajo y el poder y el modo como atraviesan la amplia gama de relaciones sociales así como se enclavan en la vida cotidiana y en el sujeto social.
La sociología del habitar, la antropología del territorio, la antropología arquitectónica, la psicología social, la economía urbana son algunas de las disciplinas que concurren para construir nuestro objeto de estudio; la comprensión y la interpretación se privilegian en el abordaje de los procesos investigativos necesarios para el desarrollo de la línea, una perspectiva hermenéutica que se enriquece con el método biográfico, la etnografía, los mapas cognitivos y tantos otros dispositivos de investigación como sea necesario incorporar para el logro de nuestros objetivos. No excluimos la posibilidad del recurso metodológico de los paradigmas cuantitativos y mucho menos lo que se ha dado en llamar los enfoques mixtos que combinan lo cualitativo y lo cuantitativo; no podemos cerrarnos a posibilidades de avance en el conocimiento por posturas más fundamentalistas que científicas, si un determinado tema de estudio, por la propia condición del objeto que lo comprende, requiere, o mejor dicho, le es más eficiente un abordaje cuantitativo, pues esa será la opción del proceso investigativo a tomar.