Crónicas
NachoAventuras
Retro vintage
(07-11-2018)
Ignacio “Nacho” Velis Ordosgoitti[i]
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Alrededor de 1990, tenía un año de casado, un bebé hermoso y trabajaba de operador del 122 (internacional) en CANTV, como toda pareja que busca mejorar su posición económica, surgió el chance de ir a Maicao, otrora destino de compras para los venezolanos, hoy paso obligado del equivalente a la migración a oriente de nuestra historia, huimos de los nuevos Boves y sus lugartenientes, así que aprovechamos que unos tíos vivían en Maracaibo y compramos pasajes en autobús, por falta de experiencia, llegamos al Nuevo Circo, antiguo terminal, la salida era a las 9, llegamos a las 8 y por error tomamos el bus de esa hora y nos tocó sentarnos en la cocina, cuando estás en tus ’20, el cuerpo aguanta, yo me senté en el puesto frente al pasillo y Janet a mi lado, ahora estoy seguro que los creadores de la realidad virtual la concibieron en esos viajes, la directora de realidad virtual de la NASA es venezolana, el chófer arrancó y empezó la función, iba a 200 parsec por segundo y pasaba carros, camiones y buses en las curvas y yo solo pensaba en la distancia a la que caería mi cadáver muerto sí ese alien chocaba
Como a la 1 am hace la primera parada, todo el mundo corre al baño o a comer algo, el chófer se mete al baño y sale con el cabello mojado, camisa limpia y se come un pabellón, vergación, ¿y si se queda dormido? Volvemos a la carretera, curvas, camiones y buses, otra alucinante dosis de adrenalina, 3 am, segunda parada, mismo procedimiento para el chófer, pabellón incluido
Llegada a Maracaibo… 5 am, los tíos, excelentes seres humanos, nos recogen, vamos a su casa, desayuno y baño y salida para Maicao, pasar la frontera y llegar a un pueblo del salvaje oeste, con las recomendaciones dadas, vamos con cien ojos (hoy día es al contrario) y se me pega un muchachito con un frasquito de supuesta «yoembina» no sé si se escribe así, es la droga de la violación, y no podía sacudirme al sujeto hasta que le dije que yo estaba casado y el sexo ya era historia antigua, el tipo se marchó con gesto de frustración, finalmente compramos ropa para revender y después del trauma psicobusístico, le pedimos prestado a los tíos para regresar en avión, hoy con nostalgia recuerdo que éramos como 20 pasajeros y como no llevábamos chaquetas, ¿quién lleva chivos pa´ Coro? Casi nos congelamos en ese aparato, pero ahí comenzamos un negocito que duró unos años, que rica es la aventura de vivir.
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[i] .-Ignacio “Nacho” Velis Ordosgoitti, Abogado, Facebook-Ignacio Velis, @NachoPajaro1961