Enrique-Ali-Gonzalez-Ordosgoitti-Cinerario-20170310-WA010

Enrique Alí González Ordosgoitti[1]

 

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Resumen

En esta disertación queremos presentar una relación muy poco trabajada –de acuerdo a nuestra revisión bibliográfica- entre el tiempo y el espacio, nos referimos a la existente entre el tiempo social extraordinario previsible: la Fiesta y el uso del espacio urbano, por ella. La importancia del uso del espacio urbano por parte de la Fiesta, se evidencia por razones cuantitativas y por razones cualitativas, haremos énfasis sólo en esta última dimensión circunscrita a lo urbano, pues en Venezuela el 86% del espacio pertenece a esta categoría.

En las grandes ciudades de hoy, muy pocas Fiestas pueden definirse como pertenecientes a todo el colectivo en donde ellas se desarrollan, salvo algunas de las llamadas Fiestas Patrióticas Nacionales o Regionales, o de Aniversarios de Ciudades, las demás Fiestas tienen un carácter particular desde el punto de vista del sujeto social que las convoca y organiza, como se evidencia en las de origen religioso y étnico, en una sociedad plurireligiosa y multiétnica.

Palabras Clave: Fiesta. Espacio Público. Tiempo Social Extraordinario. Caracas, Venezuela.

 

 

Índice

Resumen

Introducción

1.-La Calle como Espacio Público por excelencia

2.-Las negociaciones o la lucha entre los tiempos

3.-Cuando el tiempo extraordinario deja su Marca permanente

4.-De los Hitos como lugares, a la conformación de Regiones

5.-Apuntes para una filosofía del espacio extraordinario

Bibliografía

Notas

 

 

Introducción

La relación espacio-tiempo es una de las constantes que encontramos, cuando se intenta analizar la realidad a secas y/o la realidad social. Variadas interpretaciones de las mismas han sido presentadas por diversas disciplinas de estudio. En esta disertación queremos presentar una relación muy poco trabajada –de acuerdo a nuesta revisión bibliográfica- entre el tiempo y el espacio, nos referimos a la existente entre el tiempo social extraordinario previsible: la Fiesta y el uso del espacio urbano por ella[3]. La importancia del uso del espacio urbano por parte de la Fiesta se evidencia por razones cuantitativas[4] y por razones cualitativas, haremos énfasis sólo en esta última dimensión circunscrita a lo urbano, pues en Venezuela el 86% del espacio pertenece a esta categoría.

 

En las grandes ciudades de hoy, muy pocas Fiestas pueden definirse como pertenecientes a todo el colectivo en donde ellas se desarrollan, salvo algunas de las llamadas Fiestas Patrióticas Nacionales o Regionales[5], o de Aniversarios de Ciudades[6], las demás Fiestas tienen un carácter particular desde el punto de vista del sujeto social que las convoca y organiza, como se evidencia en las de origen religioso y étnico, en una sociedad plurireligiosa[7] y multiétnica.

 

Tal condición de entrada hace suponer, que la mayoría de las Fiestas Públicas que se celebran en las ciudades son de origen privado y que por tal razón, la ocupación por parte de estas del espacio público, sólo ha sido posible a través de negociaciones legales y sobre todo simbólicas, con el entorno inmediato en donde se desenvuelven. Pensamos que el tiempo extraordinario de la Fiesta permite el paso relativamente franco, de un espacio público reglamentado, tanto por el orden legal dominante como por el derecho de uso cotidiano que la comunidad que lo posee ejerce a diario (y que ha determinado que sea un espacio para vehículos y/o peatones, a tal velocidad, etc), a un espacio público, cuyas reglas de uso sólo se explican, por las necesidades espaciales de la Fiesta.

 

El paso del uso de un espacio público ordinario al de un espacio público extraordinario a través de la Fiesta, implica a su vez el surgimiento temporal de una nueva manera de organizar el espacio –especialmente en cuanto a la vivencia afectiva y simbólica- y por ende, de la vida comunitaria. Este traslado de un espacio a otro, es vivido con una radicalidad, cercana a lo que significa el tránsito de un espacio profano a un espacio sagrado, con la diferencia de que en este espacio sagrado, priva la carga emocional del asombro por estar ante una hierofanía espacial; mientras en el espacio festivo se celebra el asombro, ante la conversión del espacio cotidiano en espacio comunitario maravilloso, asumido como espacio de liberación y exhibición, lo que abre las puertas para una experiencia significativa de “educación sentimental”6 y de educación democrática7, vivenciada a través de la fuerza simbólica de la apropiación colectiva directa de los espacios públicos, resemantizados en el tiempo total8 de la celebración festiva.

 

En ciudades como Caracas este cambio de uso y de calidad, del espacio público cotidiano al espacio público extraordinario de la Fiesta, se logra luego de vencer numerosas resistencias del entorno, tanto de los poderes públicos como de los poderes comunitarios. Podríamos establecer una continuidad, desde los macro espacios urbanos hasta los espacios microlocales. En los primeros es donde se manifiesta un mayor peso del Estado y sus instituciones, mientras en los últimos es donde se expresan -de manera determinante- los poderes comunitarios, siendo el caso en Venezuela, que el mayor poder de negociación –por la existencia de mayores dificultades- tiene que hacerse en los niveles microlocales.

 

Otra característica a señalar es la reconversión total o no, del espacio extraordinario al espacio ordinario, es decir: ¿quedan huellas perennes del uso extraordinario del espacio, cuando este retorna a la normalidad? No nos referimos a huellas insignificantes y pasajeras –desde el punto de vista festivo- tales como el deterioro físico de los espacios, sino a huellas perdurables, que impregnen simbólicamente el espacio cotidiano de la significación extraordinaria del mismo, tal como podría ser una ornamentación permanente que aluda a su origen festivo, estatuas, nichos fijos que a modo de agentes colonizadores, recuerden a diario las posibilidades de la reconversión. La reconversión total o no, será una magnifica pista, para medir la importancia de la celebración festiva en el espacio comunitario donde se manifiesta.

 

 

1.-La Calle como Espacio Público por excelencia

El espacio público por excelencia del que hemos venido hablando, es el espacio de la Calle, la cual podríamos describir con esa vieja metáfora organicista que nos dice, que las calles son las venas y las arterias por donde circula la sangre de la Ciudad, por lo que quien controle la Calle determina –asi sea en tiempos limitados- el como se conforma el organismo.

 

La lucha por la apropiación de la Calle es desde la creación de la ciudad, el escenario privilegiado para determinar quien es ciudadano y quien no. De la posibilidad sin cortapisas de acceder a la Calle, que ya tenían los miembros de los sectores dominantes griegos y romanos, pasamos a las ciudades europeas y americanas de hasta el siglo XIX, en donde tal prerrogativa estaba reservada a los dueños del poder económico y político, antes que en el siglo XX tal posibilidad –teóricamente- le fuese accesible a todos los habitantes, decimos teóricamente:

-pues las restricciones informales al libre tránsito seguirán existiendo y dependerán del lugar específico de la ciudad (muy abierto o cerrado al escrutinio público);

-del horario (mientras menos claridad de luz exista, más discrecional será el poder estadal para definir quien va y quien no va);

-de la adscripción étnica (los extranjeros saben de eso);

-de la religiosa (cuando la pertenencia a una confesión minoritaria, sea elocuente a simple vista por el vestuario, revisar la opresión que en los países musulmanes pertenecientes a la Conferencia Islámica, se ejerce en contra de las otras religiones)

-y hasta por las preferencias sexuales (la tendencia a excluir al que es distinto).

 

De antaño, la circulación por las calles para los sectores dominados de la población, ha tenido un sinnúmero de limitaciones cuando no de prohibiciones. Los esclavos, peones y pobres en general, durante gran parte de la historia de las ciudades, han tenido que recorrer las calles con un salvoconducto que atestigue -por parte del Estado- las buenas intenciones del transeunte, quien no es dueño de las calles sino –en el mejor de los casos- un invitado con permiso para recorrerlas, un extranjero que anda por espacios cuyos dueños son otros (el Estado como depositario del control por parte de los sectores dominantes).

 

De ahí que por ejemplo en los países latinoamericanos, las fuerzas del Estado se sientan en la obligación moral, de increpar a cualquier transeunte que desfile su fisonomía de pobreza por cualquier avenida y se le exija su salvoconducto moderno: la cédula o el pasaporte y si acaso lo tiene, aún así que explique por que está en esa calle y a esa hora y con esa compañía. Manera nada sutil de confirmarle que las cosas siguen sin cambiar, que las calles no son para todos.

 

En esta línea reflexiva, es que hay que indagar el significado que tiene para el aprendizaje ciudadano, el que anualmente en Venezuela los espacios cotidianos cambien a espacios extraordinarios de las Fiestas, al menos cien mil veces (ver Nota nº 2). Por eso es que postulamos a las Fiestas como los momentos privilegiados para la creación de ciudadanía democrática, a través de la apropiación de la Calle como escenario de la realización sociosimbólica, de colectivos habitantes de la base de la sociedad.

 

 

2.-Las negociaciones o la lucha entre los tiempos

Las negociaciones para cambiar un uso cotidiano por un uso extraordinario, dependerán de la fuerza social que exprese el hecho festivo y de la escala en donde quiera realizarse. Mientras mayor sea la escala, menos estará dispuesto el Estado para ceder su control a un uso colectivo-privado del mismo y sólo si la Fiesta representa una fuerza considerable de la sociedad y sus organizadores acceden a compartir el control de la ejecución de la misma con el Estado, este podrá convenir. Si le agregamos que mientras mayor sea la escala, mayor será el prestigio político del colectivo-privado que la convoca, las preocupaciones del Estado serán extremadas para evitar surgir  competencias o cuestionamientos a su poder, bien sean actuales o futuros, reales o presentidos. Algo de esto puede verse en la determinación, de por cuáles Avenidas se habrá de desfilar en la ciudad de Nueva York, siendo asignada la Quinta Avenida sólo a los grupos étnicos más antiguos y consolidados (los Irlandeses e Italianos por ejemplo), mientras que las Avenidas secundarias serán cedidas a etnias con peso histórico y político menor (los hispanos).

 

Por tales razones el Estado se mostrará más dispuesto a negociar la utilización de espacios de pequeña escala, conformándose en ciertos casos, ya no con la exigencia de que los organizadores dispongan de una permisología formal que autorice su uso, sino simplemente de haber notificado a la autoridad más inmediata el sitio en donde se desarrollará el evento (por supuesto, estamos hablando en tiempos de normalidad política y bajo regímenes democráticos). Pero esta posibilidad no obvia los problemas para convertir el espacio cotidiano en espacio extraordinario, sino sólo los cambia de sujetos. Ya no serán los representantes del colectivo-privado negociando con el Estado, sino el colectivo-privado negociando con otros colectivos-privados.

 

Para esta negociación, los sujetos intervinientes tienen que ser todos aquellos sujetos privados-colectivos que hacen vida en la comunidad, independientemente de que su organización sea formal o no. Aquí se abre un inmenso campo de complejidad, debido a la enorme diversidad presente en las escalas locales y microlocales. Comienza un proceso de creación de consenso, que inevitablemente debe pasar por la aceptación de la multiculturalidad y multietnicidad de todos los sujetos involucrados, por promesas de tolerancia tanto para el futuro inmediato (de los organizadores de la Fiesta), como del futuro mediato y lejano (de los organizadores de las futuras fiestas, como también de aquellos cuyo modo de vida los aleja del común del barrio, pero que sin embargo exigen tolerancia para si mismos 9).

 

Esta creación de consenso, lograda por la negociación entre los diversos sujetos privados-colectivos que hacen vida en la comunidad, es una de las maneras más concretas como se desarrolla el espíritu ciudadano y democrático en las ciudades actuales.

 

 

3.-Cuando el tiempo extraordinario deja su Marca permanente

Decíamos anteriormente que cuando la Fiesta posee un arraigo muy fuerte en la comunidad, la celebración de ésta en el tiempo extraordinario, pudiera continuarse en el tiempo ordinario a través de la creación de nichos simbólicos específicos, que como Marcas en la piel del espacio cotidiano, recordaran permanentemente las otras posibilidades de su uso, actuando tales Marcas como hitos urbanos en las diferentes escalas.

 

Tal como puede verse con el uso de la Cruz como emblema del paisaje, en la ciudad venezolana de Puerto La Cruz, de presencia permanente cara al mar, o también con la diversidad de hitos recientes de las comunidades populares urbanas. Entre estos hitos, podríamos señalar tres orígenes diferentes:

-los provenientes de los usos del espacio en los tiempos extraordinarios previsibles (las Fiestas);

-los derivados de los usos del espacio en tiempos extraordinarios imprevisibles (muertes violentas y apariciones cratofánicas)

-y los creados en los tiempos ordinarios como puentes que convocarán los tiempos extraordinarios, para su aceptación o no por la comunidad (grutas y capillitas a la Virgen y a los Santos).

 

El primero de estos hitos demuestra la necesaria continuidad, entre los tiempos extraordinarios y ordinarios a favor de los primeros, que desean perpetuar su presencia, convertir los escasos momentos de aceptación logrados en presencia cotidiana, prolongándose en hitos que al formalizar el paisaje, se convierten en elementos identitarios urbanos, con fuerte anclaje en la conciencia colectiva.

 

Valgan los casos de cuando el motivo de la celebración, se transforma en una imagen incorporada al quehacer de la comunidad, en un punto fijo en la geografía del barrio, bien sea tridimensional (escultura) o bidimensional (murales), exhibidas como triunfo de la esperanza diaria de aquellos grupos privados-colectivos, por trascender una cotidianidad que a veces los niega como ciudadanos. Por eso, se convertirán en lugares estelares de su imaginario colectivo, a donde se irá en peregrinación real o imaginaria, cada vez que se quiera auto afirmar como personalidad colectiva. Será a la vez un lugar que sólo podrá existir, a condición de una doble exigencia que habrá de negociar en el cada día y que será fiel informador, del grado de tensión en las relaciones intra comunitarias:

-la primera exigencia, es la de que los demás grupos toleren y acepten, la edificación de un hito que identifica a otro sujeto colectivo-privado

-y la segunda exigencia, es la de que el grupo padre e hijo del hito, respete la actual o futura construcción de los hitos de los otros, es decir que exista la promesa de la tolerancia.

 

Una segunda creación de hitos, proviene de los usos del espacio en tiempos extraordinarios imprevisibles, especialmente por muertes violentas y por manifestaciones de poder de lo sagrado y misterioso (en el sentido de Mircea Eliade), que da origen a apariciones cratofánicas, entendidas en este escrito, como la acumulación de poderes extraordinarios en algunos puntos de la geografía del Barrio.

 

El enfrentamiento con la muerte, su negación o aceptación y el dolor y vacío que ella produce, están en la base de las primeras reflexiones humanas que desembocarán en los esfuerzos religiosos por comprender el mundo. Tal constante antropológica, sigue expresándose en la configuración del espacio urbano por parte de los sectores populares de América Latina.

 

La necesidad de domesticar a la muerte a través de la derrota del olvido, está en la base de la necesidad social de crear hitos urbanos, que muestren un camino expedito para recordar a los ya idos, en especial cuando el deceso ocurrió de forma violenta con o sin su voluntad (suicidio u homicidio). Además de recordatorios, estos hitos (cruces y capillitas) suelen ser conminatorios: son palabras de concreto, escritas sobre el cuerpo del Barrio que claman justicia.

 

Caso diferente es el de los hitos producidos por manifestaciones cratofánicas, en primer lugar han ocurrido sin la intervención de los seres humanos normales, son manifestaciones cuyo origen misterioso no es posible identificar plenamente, por lo que su poder no es fácilmente domesticable, cuando más aplacable, si se siguen correctamente las reglas que dicta la experiencia colectiva o de los especialistas en los poderes sobrenaturales (brujos, curanderos, chamanes, sacerdotes).

 

Reglas que casi siempre prohiben la asistencia al sitio por mera curiosidad, de guardar ciertas prescripciones y maneras de comportarse, si inevitablemente ha de acercarse al sitio:

-procurar que no sea de noche;

-no saludar a quien esté cerca en ese momento del hito;

-no responder si te llama por tu nombre, alguien a quien no conoces, justo en el momento en que transitas por el hito;

-rezar;

-portar un amuleto;

-alguna contra que convoque los poderes sobrenaturales pero a tu favor.

 

En segundo lugar, el hito siembra en la memoria la presencia de lo terrible no humano, mostrando la posibilidad abierta de que una parte del espacio domesticado por el hombre en cuanto construido, pudiera ser nuevamente invadido por las fuerzas no humanas, no civilizadas, propiciadoras del caos. Una potente manera de la Naturaleza hacerse presente en las ciudades.

 

Un tercer caso de creación de Marcas, nos remite a las creadas de manera consciente en los tiempos ordinarios, como puentes que convocarán los tiempos extraordinarios para su aceptación o no por la comunidad, como lo son las grutas y capillitas a la Virgen y a los Santos. Estas Marcas persiguen –tal como se vienen creando en los Barrios de Caracas- invocar la presencia de lo extraordinario religioso, como manera de combatir la violencia cotidiana de los sujetos de la economía ilegal. Estas Marcas convertidas en hitos que reivindican la presencia de lo sagrado en la comunidad, buscan presionar sobre las conciencias de los sujetos de la economía ilegal, para que se comporten tal como lo harían –y lo harán- en el tiempo extraordinario de la Fiesta, organizada para rendirle culto a la Virgen o a los Santos.

 

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4.-De los Hitos como lugares, a la conformación de Regiones

En la medida que los Hitos se consolidan como Lugares (en el sentido aristotélico), estos Lugares tienden a relacionarse entre sí a la búsqueda de la creación de Regiones, tal como las plantea Norberg-Shulz y para tal fin, pueden o no conformar redes. Si observamos un Plano del Barrio, podemos establecer circuitos posibles de unir estos hitos:

1.-los hitos de las Fiestas;

2.-los hitos que recuerdan las muertes violentas;

3.-los hitos productos de las apariciones cratofánicas y

4.-los hitos creados en los tiempos ordinarios, como puentes que convocan a los tiempos extraordinarios.

 

Estos cuatro tipos de hitos, nos presentan un paisaje del Barrio construido a partir de los tiempos extraordinarios, pero que han tenido la suficiente fuerza como para persistir en los tiempos ordinarios. En la posible relación entre ellos descansan implícitamente redes, que activadas permitirían conocer modos de comportamiento profundos de la comunidad, una especie de historia de la socialidad en los términos de Maffesoli.

 

Las redes espaciales de los tiempos extraordinarios, son los canales por donde circula el espíritu que hace tiempo dejó de moverse sobre las aguas, para deambular y susurrar a través de las aberturas de lo cotidiano, en los tiempos extraordinarios.

 

Cuando volvemos a las cien mil fiestas anuales en Venezuela y las vemos como cien mil invocaciones de lo extraordinario, entendemos mejor las limitaciones y el alcance real que pueden haber tenido, las propocisiones de una Modernidad entendida –desde nuestro tema- como racionalización del espacio cotidiano, la ciudad moderna como ejemplo de la razón triunfadora que planifica la conquista de la naturaleza, domesticándola con concreto.

 

Los tiempos extraordinarios, se encargan permanentemente de resemantizarla a partir de la invocación de lo maravilloso, de lo terrible, de lo asombroso y teje desde esos lugares otras redes y construye otras escenografías.

 

Y lo dicho de estas escalas microlocales de Barrios, es aplicable a otras escalas parroquiales o urbanas, pues todo espacio por más grande que sea –y hasta por esa razón- está formado en verdad por múltiples espacios microlocales, porque los hombres necesitan una escala humana para vivirla y construirla fáctica y simbólicamente. Por eso es que no existe el no-lugar planteado por Auge, como un lugar natural que no es, pues la propia definición es ilógica, sólo existe un no-lugar para el sujeto que es ajeno a la dinámica espacial, que sólo va de paso, que mira pero no observa. En la sociedad todos los lugares están llenos de socialidad, sólo basta buscarlos.

 

 

5.-Apuntes para una filosofía del espacio extraordinario

Sólo puede existir a priori un espacio pensado, pero el espacio vivido sólo existe en el tiempo del sujeto social que lo habita y es desde el tiempo, que este espacio obtiene su sentido.

 

Bien sea un tiempo solar que con su presencia o ausencia, en el día y la noche, tiñe de significados y sentidos distintos los espacios que se viven.

 

O bien sean los tiempos ordinarios o extraordinarios, que resemantizan eficazmente, los mismos espacios habitados pero diferentemente vividos. Desde este último la Fiesta surge con numerosas funciones: ser maestra que enseña a ser ciudadanos democráticos, dueños del uso de sus calles o ser la autopista por donde circula lo maravilloso en la sociedad.

 

Y ese tiempo extraordinario de la Fiesta crea un espacio extraordinario, que puede vivir tanto en el espacio imaginal de la comunidad que lo ha creado, como en el espacio cotidiano de la misma, pues lo extraordinario tiene como una de las características de su sustancia, la vocación de hacerse cotidiano, sobre todo si considera que es útil, mantener la esperanza de lo maravilloso para el sujeto colectivo-particular que lo ha creado.

 

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Bibliografía

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-González Ordosgoitti Enrique Alí (1997.b).-Fuentes para el estudio de las tradiciones y culturas residenciales populares del Estado Mérida, 1947-1996. Revista Bigott (Venezuela) 42: 114-119. abril-junio, https://ciscuve.org/?p=4044

 

-González Ordosgoitti Enrique Alí (1998.a).-Mosaico Cultural Venezolano. Caracas. Fondo Editorial Tropykos, Asociación CISCUVE, CONAC-Dirección de Desarrollo Regional, Colección Dimensión Cultural, Nº 3, https://ciscuve.org/?p=4721

 

-González Ordosgoitti Enrique Alí (1999).-Los Sistemas de Fiestas en Venezuela. Hacia una Sociología del uso del Tiempo Extraordinario Festivo en las Sociedades Estado-Nación contemporáneas. Tesis de Grado para optar al Grado de Doctor en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. 3 vols. Tutor: Dr. Víctor Córdoba. Aprobada con Mención Honorífica.

 

-Guitián Pedrosa Carmen Dyna (1993).-Sociología del Habitar. Caracas.  Trabajo de Ascenso presentado para optar a la Categoría de Agregado en el escalafón universitario. Universidad Central de Venezuela, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Escuela de Arquitectura, Sector de Acondicionamiento Ambiental, julio, pp. 154 (Biografía y Sociedad. Una lectura desde la Sociología del Habitar, https://ciscuve.org/?p=9214)

 

-Guitián Pedrosa Carmen Dyna (1995).-RESORES: Redes Sociales Residenciales de la producción cultural popular. Mimeo. Maracay. III Congreso Nacional Universitario sobre Tradición y Cultura Popular, organizado por el Núcleo de Directores de Cultura del CNU, UPEL y el Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela (CISCUVE), del   25 al 28 de octubre. pp. 22 https://ciscuve.org/?p=4656

 

-Maffesoli Michel (1993).-El Conocimiento Ordinario. Compendio de sociología. México. FCE. 1ra edición en francés 1985. 1ra edición en español 1993. pp. 216.

 

-Norberg-Schulz Christian (1975).-Nuevos caminos de la Arquitectura. Existencia, Espacio y Arquitectura. Barcelona. España. Editorial Blume. Primera Edición, 1975, pp. 145

 

-República de Venezuela. Oficina Central de Estadística (OCEI) (1994).-Nomenclador de Centros Poblados. Total Nacional. Caracas. OCEI. pp. 540

 

 

Notas

[1] .-Enrique Alí González Ordosgoitti 

-Doctor en Ciencias Sociales, Sociólogo, Folklorólogo, Filósofo, Teólogo, Locutor, Profesor Titular de la UCV, de la Facultad de Teología de la UCAB (2000-2016) y del Instituto de Teología para Religiosos-ITER (1991-2016)

-Co-Creador y Coordinador General -desde 1991- de la ONG Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela-CISCUVE.

-Co-Creador y Coordinador -desde 1998- del Sistema de Líneas de Investigación Universitaria (SiLIU) sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Territorio en América Latina La Grande.

-Co-Creador y Coordinador -desde 2011- de la Página Web de CISCUVE: www.ciscuve.org

-Para contactarnos: ciscuve@gmail.com@ciscuveciscuve-Facebook; @enagor;  enagor2@gmail.com; Skype: enrique.gonzalez35

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[2] .-Itinerario de este Artículo

1.-Fue presentado como Ponencia en el I Congreso Latinoamericano de Antropología, organizado por la Escuela de Antropología, de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, en Rosario, Argentina, durante los días 11 al 15 de julio de 2005. Título de la Ponencia: Los tiempos extraordinarios de las Fiestas y el uso público del espacio.

 

2.-Fue publicado como Capítulo: Los tiempos extraordinarios de las Fiestas y el uso público del espacio.

Memoria del I Congreso Latinoamericano de Antropología, organizado por la Escuela de Antropología, de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, en Rosario, Argentina, durante los días 11 al 15 de julio de 2005. Argentina, CD, ISBN: 987-20286-9-9

 

3.-Fue publicada como Artículo: “Los tiempos extraordinarios de las Fiestas y el uso público del espacio”. Anuario ININCO, FAHE/UCV (Venezuela) 18 (1): 219-233, enero-junio, 2006

 

4.-Luego fue incorporado a nuestro Trabajo de Ascenso a Titular en la UCV y en la UCAB:

González Ordosgoitti Enrique Alí (2007).-20 Ensayos sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Pensamiento Latinoamericano. Trabajo de Ascenso presentado para optar a la Categoría de Titular en el escalafón universitario, con la modalidad de Artículos Arbitrados, según el Artículo 91 del Reglamento del Personal Docente y de Investigación de la UCV. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Filosofía. Departamento de Filosofía de la Praxis. Cátedra de Pensamiento Latinoamericano. Caracas, junio de 2007

 

5.-Luego –previo a una corrección de estilo- fue publicado como Entrada el 27.05.2017, en nuestra Página Web: www.ciscuve.org, https://ciscuve.org/?p=16961

 

[3] .-En trabajos anteriores hemos precisado los diversos conceptos de Tiempo (ver mi Tesis Doctoral, 1999), para este escrito sólo voy a señalar algunos de los mismos. Hablamos de un Tiempo Social Ordinario y de un Tiempo Social Extraordinario, este último dividido en Previsible e Imprevisible. La diferencia entre el T.Ordinario y el T.Extraordinario, parcialmente se explica por lo planteado por otras teorías como radicales separaciones entre lo cotidiano y lo extraordinario e igualmente por la estadística, siendo lo extraordinario aquello que sucede muy pocas veces. Lo previsible del T.Social Extraordinario se remite a aquellas acciones sociales reguladas por un calendario que tienden a repetirse cíclicamente (verbigracia las Fiestas), mientras lo imprevisible no obedece a ninguna regularidad calendárica (por ejemplo los terremotos y cualquier desastre natural, al igual que cualquier conmoción social como saqueos, golpes de estado, etc).

 

[4].-Para nuestra Tesis Doctoral (1999), habíamos realizado la siguiente proyección: según el Censo Nacional de Venezuela, efectuado en 1991, en el país existían 20.000 Centros Poblados (exactamente 20.638) y afirmábamos, por nuestras investigaciones realizadas desde los años 70, que el Ciclo Anual de Fiestas en ellos oscilaba entre 5 y 12. Tomando la cifra menor y multiplicándola por los Centros Poblados nos daba la cifra de 100.000 Fiestas al año. Si paralelamente multiplicábamos los 365 días, por las 24 horas de cada día y por los 60 minutos de cada hora, nos daba que el año tenía 525.600 minutos. Si redondeamos a sólo 500.000 (quinientos mil) minutos y dividimos entre las 100.000 (cien mil) Fiestas anuales, tendríamos que en Venezuela se celebra una Fiesta cada cinco minutos, lo que coloca de bulto la importancia de estudiar las consecuencias sociales de la utilización del espacio en estos tiempos extraordinarios previsibles.

 

[5].-Y aún así hay que prever que en aquellas sociedades en donde la unificación nacional se realizó a partir de la opresión de una etnia por otra y ambas siguen coexistiendo, la Fiesta Patriótica será celebrada por sólo una de las etnias involucradas, mientras la otra percibe a la Fiesta como una agresión simbólica contra ella. Para ilustrar este punto serviría la Fiesta de Orange en Irlanda del Norte celebrada por los Protestantes y sentida como agresión por los Católicos. Esto en cuanto a las Fiestas Patrióticas Nacionales, pero de igual manera pudiera aducirse la parcialidad de las Fiestas Patrióticas Regionales, pues en las ciudades conviven tanto Comunidades Étnicas Biculturales Binacionales como Comunidades Étnicas Biculturales Biregionales, en ambos grupos pueden darse Fiestas Patrióticas que sólo le interesen a uno de ellos y que incluso a veces por su propio carácter histórico tiende a excluir a las demás etnias que en su momento fueron vencidas.

 

[6].-A propósito colocamos sólo lo de Aniversario de Ciudades, pues es a ese nivel espacial  donde puede lograrse la creación de construcción de identidades que puedan abarcar a todo el colectivo a su cargo. Por debajo de ese nivel estalla la diversidad social como un fractal de identidades, pues la apropiación identitaria del espacio tiende a efectuarse en lo parroquial, lo local y lo microlocal a escala humana, es decir en pequeños grupos que no se agregan entre si al modo de sumatorias, sino que se resisten a abandonar sus límites y tienden a reforzar las fronteras que los separan de otros grupos.

 

[7].-Nos referimos a las sociedades que siendo plurireligiosas en su conformación han logrado proteger legalmente esta condición. Excluimos las sociedades que aún siendo plurireligiosas en su estructuración, esta diversidad es reprimida legalmente, bien sea por que el Estado es confesional (como sucede con la mayoría de los países musulmanes en donde están prohibidad las religiones cristianas y budistas, con el obsceno caso de los talibanes en Afganistán) o por que el Estado es confesionalmente ateo (recordar el concepto de Religiones Ateas de Mircea Eliade), como sucede en la China Popular. Igual sucede en aquellas sociedades que no reconocen la plurietnicidad que las conforma y reprimen a las etnias minoritarias, como es el caso del desconocimiento de los bereberes en Argelia.

 

6.-Con lo de “educación sentimental” queremos recordar  lo planteado por  el novelista G. Flaubert en la Francia del siglo XIX. Esta educación a través de los sentimientos privilegia la internalización de los contenidos más por lo vivido que por lo pensado, tal como se efectúa la transmisión formal de contenidos en el sistema educativo. La importancia de lo vivido estriba en que la absorción de los contenidos se realiza por una vivencia que privilegia el sentido de totalidad que se le muestra a una sensibilidad inserta en el movimiento y no a una sensibilidad que cartesianamente se coloca en frente de lo que se quiere aprender, al modo de la razón analítica.

 

7.-La educación democrática se expresa en el poder que tiene el ciudadano festivo de cambiar los usos del espacio cotidiano según las exigencias de la Fiesta, de esta forma el espacio es reapropiado y vuelto a su condición básica antropológica de ser un espacio hecho por los hombres y mujeres que lo habitan, suspendiendo momentáneamente la expropiación del espacio efectuado por el Estado en el largo camino histórico recorrido desde la aparición de este.

 

8.-Hablamos de que en la Fiesta se vive un Tiempo Total, con un calendario propio cuyos hitos temporales únicos son la preparación, el inicio y el final de la Fiesta, guiados por los sentimientos de expectativa, plenitud y la dolorosa sensación de despedida y entrada a lo cotidiano.

 

9.-Nos referimos fundamentalmente a aquellos grupos que participan de una economía ilegal (drogas, loterías, contrabando) y los grupos que están adscritos a preferencias sexuales distintas a la mayoría, por ejemplo los homosexuales hombres y mujeres, los trasvestis, los cuales no van a reivindicar la necesidad de sus fiesta propia en los lugares públicos microlocales y en ese sentido no negocian con los organizadores de la Fiesta como si pudieran hacerlo los futuros organizadores de otras fiestas, digamos de origen religioso, étnico o regional, quienes parecieran decir: yo apruebo tu Fiesta y luego tu apruebas la mía. Estos grupos de la economía ilegal y de las especificidades sexuales negocian a partir de la aceptación de su posible participación en las Fiestas, colocando de manera positiva su especificidad grupal al servicio de la Fiesta. Se da el caso de la negociación que es necesario efectuar en los  Barrios populares de Venezuela para incorporar a los miembros más aguerridos de la economía ilegal como fuerza de orden y protección ante posibles disturbios causados por agentes internos o externos de la comunidad, pues no debe olvidarse que los sujetos de la economía ilegal están circunscritos, de manera perentoria a un lugar local y microlocal el cual no pueden exceder a riego de morir por el intento, asunto sabido por sus competidores de otras áreas cercanas, que pudieran ver las Fiestas como cesación momentánea de los mecanismos de vigilancia interna de esa comunidad, asunto que pudiese ser aprovechado para irrumpir violentamente y cobrar cuentas siempre pendientes. Por eso es que la asquiciencia de los sectores de la economía ilegal es condición imprescindible para realizar la Fiesta, en algunos casos estos servicios son remunerados en dinero, y/o especie y/o en prestigio para los mismos como protectores del Barrio. En el caso de los grupos de especificidad sexual, estos pondrán a disposición de los organizadores de la Fiesta sus habilidades particulares, especialmente las concernientes a la estética y a ciertas sensibilidades religiosas, a cambio de una aceptación y tolerancia hacia su especificidad. Se da el caso de la participación protagónica de estos grupos en la ornamentación de calles, en la vestimenta de las figuras de los santos, en los arreglos florales, en los maquillajes de las mujeres y de hombres, cuando sus roles festivos así lo ameriten.

 

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