17-EAGO-Conferencia-IPC-11-04-2016

Enrique Alí González Ordosgoitti[i]

Itinerario de este Artículo[ii]

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Resumen

En este breve ejercicio vamos a trabajar sobre Kierkegaard y las nociones de Pecado Original y pecaminosidad, que el desarrolla en su libro “El concepto de la angustia”, especialmente en el Capítulo 1, parágrafo 2, el cual titula: “2.-El concepto del “primer pecado””. Esta reflexión nos dejará abierta la pregunta: ¿cómo seguir hablando de la culpa colectiva?

Palabras Clave: Pecado Original, Pecaminosidad, Culpa Colectiva

 

El presente trabajo se realiza para cumplir con los requisitos de la Asignatura Filosofía Contemporánea, de exponer brevemente algunas reflexiones sobre un problema filosófico de alguno de los autores revisados en clase. En este caso vamos a trabajar sobre Kierkegaard[iii]  y las nociones de Pecado Original y pecaminosidad, que el desarrolla en su libro “El concepto de la angustia”, especialmente en el Capítulo 1, parágrafo 2, el cual titula: “2.-El concepto del “primer pecado””.

 

Kierkegaard desarrollará su reflexión sobre el papel de Adán con el Pecado Original y con la pecaminosidad, y como afecta esta relación la dialéctica entre individuo y especie. Kierkegaard piensa que estas relaciones no lucen para nada claras en el desarrollo del pensamiento cristiano, tanto protestante y más aun en el católico, lo que ha llevado a crasos errores acerca de:

-la pertenencia o no de Adán a la especie,

-o del papel de cada pecado cometido por cada hombre,

-o la función que cumplen las generaciones en la reproducción de las condiciones básicas de los individuos.

 

El autor comienza su disertación con la siguiente afirmación:

“Según los conceptos tradicionales la diferencia entre el primer pecado de Adán y el primer pecado de cualquier otro hombre es la siguiente: que el pecado de Adán tiene como consecuencia la pecaminosidad y cualquier otro primer pecado la supone como condición. De ser esto así, Adán quedaría realmente fuera de la especie humana y ésta no comenzaría con él, sino que tendría un comienzo fuera de sí misma, lo que es contrario a todos los conceptos.” (Kierkegaard, 1984: 54)

 

Vemos aquí inicialmente una diferenciación entre pecado y pecaminosidad, entendiendo esta última como la propensión a pecar, mientras la primera sería el propio acto de pecar, si bien puede aceptarse que Adán realiza el primer pecado, no podría aceptarse que el propio Adán introduce la pecaminosidad, pues ¿de dónde la saca, como hizo para crearla?.

 

Y si la pecaminosidad queda en el mundo y esta fue creada por Adán y más ningún  hombre puede crear la pecaminosidad, entre otras cosas por que esta ya fue creada y una misma cosa no puede ser creada dos veces.

 

Tendríamos que si los demás hombres -excepto Adán- no pueden crear la pecaminosidad, estaríamos hablando de que Adán pertenece a una especie y el Hombre pertenece a otra especie, pues en la propia definición de especie se establece que; las cualidades de los individuos que pertenecen a una especie son en todo idénticas, y si como en este caso hay una cualidad –introducir la pecaminosidad- que sólo le corresponde a Adán como individuo pero no a todos los demás hombres, es lógico concluir que entonces Adán es de una especie diferente a la de los hombres.

 

Como la conclusión de ser Adán y el hombre especies diferentes, va a contrapelo de las proposiciones planteadas en el Génesis, es dable pensar que hay un error en la afirmación de ser especies diferentes, pues entonces Adán no sería el primer humano, por lo que Kierkegaard separa a la pecaminosidad del pecado original. Este último nos remite a la historia y por lo tanto forma parte de la humanidad, una determinada acción que cometió el primer hombre. En cambio la pecaminosidad se refiere a algo extra humano, no creado por el hombre, sino preexistente a él y diríamos que quizás está incluido en la misma definición del libre albedrío, inscrito en el mismo momento de la creación ya que Dios toma de si mismo para hacer algo distinto a Él, como es la creación, aunque tenga su misma sustancia.

 

Ahora bien, el papel del Primer Pecado es introducir la pecaminosidad en el mundo, pero no crearla, de ahí la importancia histórica que tiene el Pecado Original y que nunca más vuelve a repetirse, igual que el papel de fundador de la humanidad que descansa en Adán, por eso Kierkegaard nos dice:

“El primer pecado es una determinación cualitativa, el primer pecado es el pecado” (p.54).

 

Pero ya que el primer pecado de Adán introduce la pecaminosidad en el mundo y que el primer pecado de cada persona la introduce en esa pecaminosidad según afirma Kierkegaard:

“El pecado vino al mundo por el primer pecado. Esto se ha de afirmar cabalmente de la misma manera del primer pecado de cualquier hombre posterior a Adán, es decir, que por él viene el pecado del mundo.” (Kierkegaard, 1984: 55)

 

-¿Entonces podríamos afirmar que nadie nace pecador sino se hace pecador?

-¿Por qué razón los seres humanos pueden considerarse como pecadores sin haber cometido pecado alguno?

-¿Por cuál razón somos herederos automáticos del Pecado Original, cometido por un miembro de nuestra especie, pero de un individuo diferente a cualquiera de los otros individuos que conforman la especie?

 

Si Adán pertenece a la especie humana, esta por definición está conformada por individuos y cada uno de ellos es responsable de sus actos y corre con la consecuencia de los mismos ¿Cómo compaginar esta deducción con la idea de culpa colectiva?

 

[i] .-Enrique Alí González Ordosgoitti.

Doctor en Ciencias Sociales, Sociólogo, Folklorólogo, Filósofo, Teólogo, Locutor, Profesor Titular de la UCV, de la Facultad de Teología de la UCAB (2000-2016) y del Instituto de Teología para Religiosos-ITER (1991-2016).

-Co-Creador y Coordinador General -desde 1991- de la ONG Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela-CISCUVE.

-Co-Creador y Coordinador -desde 1998- del Sistema de Líneas de Investigación Universitaria (SiLIU) sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Territorio en América Latina La Grande.

-Co-Creador y Coordinador -desde 2011- de la Página Web de CISCUVE: www.ciscuve.org

-Para contactarnos: ciscuve@gmail.com@ciscuveciscuve-Facebook; @enagor;  enagor2@gmail.com; Skype: enrique.gonzalez35

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[ii] .-Itinerario de este Artículo

1.-Trabajo presentado en la Asignatura: Filosofía Contemporánea, dictada por el Profesor: Rafael García (qepd), en el Cuarto semestre  del Baccaleurato Filosófico, dictado en la Sección de Filosofía, de la Escuela de Teología, de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y del Instituto de Teología para Religiosos (ITER), en el semestre abril-julio 2003.

 

2.-Publicado en www.ciscuve.org, el 18 de junio de 2016: https://ciscuve.org/?p=https://ciscuve.org/?p=14834

 

[iii] .-El texto que Utilizaremos sería el siguiente: Soren Kierkegaard (1984).-El concepto de la angustia. España. Ediciones Orbis. pp.199.

 

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