Enrique Alí González Ordosgoitti [1]
Itinerario de este Artículo[2]
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Platon-Nocion-Justicia-Enrique-Ali-Gonzalez-Ordosgoitti
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I.-
La pregunta central del segundo libro de la República de Platón[3], es el de saber qué vale más: el ser justo o el ser injusto. Las posibles respuestas se enmarcarán alrededor de dos doctrinas; la una, materialista defendida por Glaucón y la otra, “de que la justicia sea regla de conducta y el bien del hombre”, defendida por Adimanto. En este breve trabajo queremos concentrarnos en la primera.
Glaucón elaborará una serie de afirmaciones que se constituyen en las premisas de su hipótesis, acerca del egoísmo absoluto del hombre y por ende, de la injusticia como fuente de la felicidad real. Veamos alguna de ellas:
“Según la naturaleza, cometer la injusticia es un bien, sufrirla un mal; pero es mayor mal el sufrirla que bien el cometerla.” (Platón, 1962: 981)
Glaucón parte de la afirmación de que cometer una injusticia es un bien, en el sentido de que le proporciona felicidad a quien la comete, aunque para quien la sufre no es un bien sino un mal, además establece gradaciones comparativas entre el bien recibido y el mal realizado, para concluir que es mayor el mal que le causa al que sufre, que el bien que le produce al injusto.
En dichas afirmaciones se parte de la idea, de no estar en presencia de cualidades absolutas del mal o del bien, sino que ambas son relativas y cada una tiene gradientes, que además pueden ser comparadas entre sí, por ejemplo, para saber cuando el bien causado por la injusticia es menor que el mal causado por la misma.
Esta relatividad hace que la noción de justicia haya surgido en la propia praxis de los hombres y no que estuviera definida en su naturaleza (como si lo está la noción de injusticia) y además, que la noción de justicia nazca como manera de proteger a los débiles:
“Pero llegó un día en que los que no se consideraban bastante fuertes, ni para entregarse a ella, ni para combatirla, establecieron leyes y convenciones, para proteger a los débiles contra los fuertes. De aquí los términos nuevos de justo y de legítimo.” (Platón, 1962: 981)
Esta afirmación concluye en aseverar la idea de la no naturalidad de la justicia:
“La justicia no existe por la naturaleza; existe por la ley. No se la quiere por sí misma como un bien, sino que se la sufre como impuesta.”
(Platón, 1962: 981)
Esta idea de la justicia como producto artificial (en el sentido de artificio construido por los hombres), social y no natural, se manifestará empíricamente por la propensión del hombre a romper con ella y practicar la injusticia.
Glaucón elabora un conjunto de afirmaciones basadas en sus observaciones de los procesos históricos. Nos dice que:
-el hombre que llega al poder viola la justicia sin ningún tipo de escrúpulo,
-el que no logra violarla es despreciado por su impotencia y
-si se eliminara la posibilidad de sanción social para quien cometa injusticias, nadie sería justo, pues “uno es justo por necesidad, no por elección”.
II.-
Otra afirmación que realiza Glaucón y que deseamos destacar es la siguiente:
“No es menos cierto que la injusticia hace al hombre tan dichoso, cuanto la justicia le hace miserable.” (Platón, 1962: 982)
Esta sentencia establece dos pares de opuestos: injusticia-dicha y justicia-desdicha. Si el fin del hombre es ser feliz (tal como lo propondrán corrientes éticas posteriores), entonces es natural que propenda a ser injusto (¿el hombre es lobo del hombre?) y no es natural que propenda a la justicia.
Pero si el fin del hombre es ser justo (pensamos en el estoicismo), naturalmente será dado a la desdicha y se abrirán dos posibilidades, para discutir acerca de ser la injusticia parte de la naturaleza:
-si ciertamente es natural la injusticia, el hombre debe luchar contra esa naturaleza para hacer que prevalezca la justicia, aunque eso traiga consigo la desdicha
-y si ciertamente es natural la injusticia, entonces es natural la desdicha para quien busca la justicia, quien a su vez sólo la consigue desarrollando los controles sociales del fuerte por el débil, es decir construyendo lo social, de donde podría desprenderse que siendo lo social lo que recanaliza nuestros impulsos naturales (la propensión a la injusticia), y que son estos impulsos naturales los que nos conducen a la felicidad, es de lógico sostener que la vida social tiende a traer desdicha, especialmente para los más fuertes, ya que la justicia es una imposición de los débiles.
Esta conclusión es rematada en la afirmación:
“Éste es el fruto de la educación en una sociedad egoísta, cuyo principio es el siguiente: la injusticia es un bien y la justicia un mal.”
(Platón, 1962: 984)
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[1] .-Enrique Alí González Ordosgoitti.
Doctor en Ciencias Sociales, Sociólogo, Folklorólogo, Filósofo, Teólogo, Locutor, Profesor Titular de la UCV, de la Facultad de Teología de la UCAB (2000-2016) y del Instituto de Teología para Religiosos-ITER (1991-2016).
-Co-Creador y Coordinador General -desde 1991- de la ONG Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela-CISCUVE.
-Co-Creador y Coordinador -desde 1998- del Sistema de Líneas de Investigación Universitaria (SiLIU) sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Territorio en América Latina La Grande.
-Co-Creador y Coordinador -desde 2011- de la Página Web de CISCUVE: www.ciscuve.org
-Para contactarnos: ciscuve@gmail.com; @ciscuve; ciscuve-Facebook; @enagor; enagor2@gmail.com; Skype: enrique.gonzalez35
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[2] .-Itinerario de este Artículo
1.-Trabajo presentado en la Asignatura “Filosofía Social y Política”, dictada por el Profesor Rafael García (qepd), en el Baccaleurato Filosófico de la Universidad Pontificia de Roma (UPS), cursado en el Instituto de Teología para Religiosos (ITER), Sección de Filosofía, Escuela de Teología, Facultad de Teología, Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), abril de 2003.
2.-Publicado en www.ciscuve.org, el 28 de junio de 2016: https://ciscuve.org/?p=14943
[3] .-La obra que utilizaremos será la siguiente: Platón (1962).-Diálogos. La República o el Estado. Madrid. E.D.A.F. Versión revisada por Patricio Azcárate. Pp.1417