
Dra. Beatriz Hernández Santana.
(Arquitecto (UCV), Magister Scientiarum en Desarrollo Tecnológico de la Construcción (UCV), Doctora en Arquitectura (UCV). Profesora Asociado de la FAU. Miembro Activo del SiLI en la Línea de Territorio. Ex Coordinadora Docente del IDEC. Ex Coordinadora del Programa de Postgrado en Desarrollo Tecnológico de la Construcción. Directora del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) adscrito a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (UCV). SPI Nivel I. PEI Nivel B. Autora de varios Artículos en Publicaciones científicas, libros y capítulos de libros. Ha recibido la Orden José María Vargas de la UCV. Área de investigación. Tecnología y Cultura, Techos Livianos en el trópico. Correo: bhernandezsantana@gmail.com)
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(Si quiere leer otras publicaciones de la Dra. Beatriz Hernández Santana, ver:
www.ciscuve.org/web/digitalizaciones/articulos/HSB-Techo-Vivien-Cultural.pdf
www.ciscuve.org/web/digitalizaciones/articulos/Revista%20Espacios.pdf
www.ciscuve.org/web/digitalizaciones/capitulos-de-libro/IDEC-Veinticinco-años-Postgrados.pdf
www.ciscuve.org/web/digitalizaciones/libros/vivienda95.zip
www.ciscuve.org/web/digitalizaciones/articulos/Sitech-Entre-Rayas-Hernández-Santana-Beatriz.pdf)
y
Guillermo García La Cruz
Resumen:
El presente trabajo ofrece una revisión de los techos de madera en los programas de viviendas económicas promovidos por el Estado en Venezuela. Esta revisión se focaliza, básicamente, en aquellos proyectos adelantados por el Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI) como organismo responsable de implementar las políticas habitacionales para los segmentos de población menos favorecidos del país. En esta primera revisión se detectaron problemas vinculados, esencialmente, a la desinformación que existe sobre las particularidades de la madera como material de construcción, tanto a nivel técnico y de diseñadores como de los habitantes de viviendas económicas edificadas con este material. Con el propósito de contribuir a solventar esta situación, se seleccionaron y analizaron diversas situaciones y casos de estudio que luego son ordenados y presentados en forma esquematizada para facilitar, posteriormente, la discusión entre quienes participan en las diferentes líneas de investigación vinculadas al tema.
Palabras Claves. Madera, Techos en madera, Techos en el Trópico, Vivienda de Bajo Costo, Vivienda Progresiva, Aspectos Culturales.
1.- Introducción
La construcción de techos con componentes de madera tiene tradición en aquellos países desarrollados donde las técnicas de secado de madera conjuntamente con la industria de aserraderos se encuentran bastante avanzadas, y donde sus normas constructivas se actualizan con regularidad para la obtención de la materia prima en forma racionalizada.
En América Latina también existe cierta tradición constructiva con techos de componentes de madera, regidos generalmente por políticas propias de cada país o grupo de países, como ocurre con las políticas para el desarrollo tecnológico fijadas por la Comisión del Acuerdo de Cartagena en junio de 1974[1] para los países andinos.
En Venezuela esta industria también se rige por las normas del mencionado acuerdo, sin embargo el uso de la madera ha perdido vigencia, a partir del desarrollo de componentes de acero, arcilla y concreto, al punto de dársele sólo un uso secundario en la construcción. Así, en el caso de las viviendas construidas por el Estado, los esfuerzos realizados para la construcción con este material han carecido de una política coherente hacia el empleo y desarrollo de tecnologías de bajo costo para su uso masivo. Por otra parte, existe un desconocimiento de los procesos, formas de utilización y características de la madera, lo que ha reforzado su escasa valoración.
Nuestros habitantes, acostumbrados a las viviendas de mampostería de arcilla y concreto, encuentra en la madera un material frágil, costoso, vulnerable a incendios, sismos y a las acciones vandálicas. Desconocen así sus ventajas como material liviano (que entre otras ventajas favorece el comportamiento de las edificaciones frente a los sismos), la existencia de especies madereras de bajo costo y las sustanciales mejoras que han introducido las innovaciones tecnológicas en materia de uniones entre piezas, desarrollo de sistemas de entramado, protección del material ante la acción del fuego, sismos, ataque de hongos, insectos, etc., así como la extensa variedad de recomendaciones para el diseño de productos derivados. Incluso, se ignora con frecuencia las posibilidades en cuanto dimensiones, resistencia, reducción de costos y sostenibilidad que ofrecen productos a base de residuos de madera o madera procesada con resinas sintéticas, como es el caso de las maderas laminadas, los aglomerados, contra-enchapados y laminados de alta densidad (Loreto, Molina y otros, 2000).
En Venezuela, por lo general, se comercializan mayoritariamente sietes especies que se obtienen en nuestros propios bosques. Estas especies son principalmente el Cedro, la Caoba, el Saqui-Saqui, y otras de menor valor comercial como el Pardillo, el Guayabón, el Apamate (Conocido como Roble colorado en Zulia y Orumo en Falcón) y el Chupón. Su aprovechamiento consiste en una práctica de explotación selectiva y discriminatoria generada por su gran demanda, en la que quedan aisladas o marginadas otras especies menos solicitadas debido básicamente, al desconocimiento de sus bondades.
La explotación y utilización de estas maderas poco conocidas, junto a las que actualmente se comercializan, representaría un aprovechamiento más racional e integral de nuestros bosques tropicales. Este tipo de manejo de la foresta se incluye en los criterios de sustentabilidad (uso racional de los recursos naturales, tanto materiales como energéticos) contenidos en las nuevas líneas de investigación que se discuten en el Grupo de Investigación y Desarrollo de la Vivienda con Madera que forma parte de la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales de la Universidad de los Andes o en el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. Ello permitiría fomentar iniciativas para el uso más generalizado de la madera en la construcción, actualmente limitado a obras provisionales, mobiliario o detalles (puertas, ventanas, encofrados, muebles, etc.) desaprovechando sus ventajas como material estructural.
En décadas pasadas el Estado propició algunas iniciativas para el desarrollo de viviendas económicas con componentes de madera. En ellas se evidenciaron diversas carencias relativas a aspecto constructivos y de habitabilidad. Adicionalmente, estos techos requieren de un gasto constante para su mantenimiento llegando a ser necesario en algunos casos, la sustitución total de sus componentes para el crecimiento o la consolidación de la vivienda.
Tal situación genera un gasto irracional en términos de tiempo, dinero, materiales y energía que justifica un decidido respaldo a líneas de investigación que permitan capitalizar el potencial que ofrece las propiedades de la madera en cuanto al peso, costo, confort y versatilidad en el ensamblaje.
2.- Antecedentes
Haciendo una revisión general, encontramos que el techo de madera en Venezuela fue utilizado en casi todo el territorio desde la etapa pre-colombina hasta muy entrado el siglo XX, pues era el material que ofrecía el entorno inmediato y podía ser bien adaptado a las exigencias de sus usuarios frente a las características climáticas que prevalecen en nuestro país. Básicamente se trataba de estructuras de mangle, bambú o – en escasas ocasiones – de madera de acapro y otras especies menos conocidas. En algunos casos el plafón de algunos de los techos se elaboraba con caña brava y una cubierta de palma o tejas dependiendo de la disponibilidad de recursos o localización de la vivienda.
Se trataba de casas con muros de bahareque y techos de paja, teja u torta (dependiendo de la zona), con detalles constructivos en muchos casos heredados de formas constructivas indígenas y que durante más de cuatro siglos no sufrió cambios significativos. (Hernández, 2000.b).
Así tenemos un conjunto de los ejemplos reseñados a mediados del siglo pasado por Acosta Saignes sobre la vivienda campesina en distintas localidades del país; vestigios de una forma constructiva vinculada a todos aquellos valores culturales que tenían las pequeñas comunidades dispersas en el territorio.
Estos estudios se refieren mayoritariamente al techo de madera en la casa campesina y la casa colonial, donde confluyen técnicas constructivas indígenas con las nuevas formas constructivas importadas por los europeos para ser utilizadas, fundamentalmente, en la casa colonial.
El estudio de Acosta Saignes (1962), conjuntamente con otras fuentes de información (Gasparini y Margolies, 1986; Gasparini 1992), permiten convenir en que la construcción de viviendas las realizaban usualmente sus propios habitantes, sin que para ello existiera formas de intercambio o adquisición de mercancías (componentes o materiales de construcción), salvo en aquellos pagos con especie que realizaban los patronos a los campesinos.
A este respecto recordamos que el campesino antes de 1940 no percibía dinero por jornada de trabajo, situación que cambia con el Gobierno de Medina Angarita en la reforma de la Ley Agraria, oportunidad en la que se implementan las ocho horas por jornada de trabajo y el pago en moneda. A partir de entonces los peones de las haciendas comienzan a percibir dinero a cambio de su trabajo, lo que les permite comprar materiales para la construcción de sus viviendas.
Con relación al techo se pasa así, progresivamente, de la cubierta de paja al techo de zinc por dos razones: la voluntad del Gobierno de erradicar el mal de Chagas y la posibilidad que tienen ahora las familias de comprar las láminas metálicas.[2]
Luego del ingreso de la tecnología del acero en la fabricación de componentes derivados para cubiertas y estructura para techos, así como los bloques de arcilla y el concreto, se observó la dispersión y disminución en el uso de la madera hasta situación en que la encontramos hoy: sólo en ciertos lugares del país donde más que una tradición, constituye la única forma de construir conocida. Esta dispersión y pérdida de toda una cultura constructiva, estuvo unida a los desequilibrios que se suceden a partir de la tercera década del siglo pasado con el aumento de la población en los polos urbanos y con el abandono de las zonas agrícolas.[3]
Durante este período comienzan a darse también las primeras señales de cambios en los componentes constructivos utilizados por el Estado en sus programas de viviendas. Se observan así el uso en techos de láminas metálicas en los campos petroleros y la introducción de modificaciones en el diseño que debía responder más a las nuevas dimensiones industriales, cuestión que hasta ahora no se había puesto en práctica en los barrios pobres de las ciudades más importantes. Sin embargo, en la autoconstrucción de viviendas producidas por las familias de menores recursos, se continuaban empleando las técnicas tradicionales.
A partir de 1941 se observa un decidido vuelco hacia la modernización con el gobierno de Medina Angarita ([4]) generándose cambios en la organización social, así como el surgimiento de un país mejor interconectado por una moderna infraestructura vial y mayores inversiones para su desarrollo industrial. Estas son las palancas que reorientan el curso de un país rural hacia otro industrializado.
Así, la utilización de la madera en viviendas populares quedó relegada para dar paso a estos nuevos materiales y componentes hasta casi desaparecer en el repertorio de materiales utilizados por los diseñadores, exceptuando algunos casos aislados que desarrolló el INAVI – antiguo Banco Obrero – como parte de algunas políticas en la producción de ciertas tipologías de viviendas.
2.1. El techo de madera en viviendas del Estado
Los proyectos construidos con madera por el INAVI, corresponden a los intentos por solventar el déficit de viviendas en Venezuela entre los años 1974 y 1983. Este hecho tuvo su origen en la escasez de cemento registrada durante ese período, lo que condujo a reconsiderar la incorporación de este material a través de las experiencias acumuladas en otros países de la región (Chile, Costa Rica, Suriname y Colombia).
Debido a la poca actividad maderera y a la falta de un sector industrial debidamente instalado en el país para atender la demanda de viviendas, se optó por importarlas y adaptarlas – de los países antes mencionados – con base en los prototipos que venía manejando el INAVI. Estas viviendas fueron principalmente las “tipo “AC-1”, con un costo unitario de 34.911 bolívares; N1-3Z, de 25.962 bolívares; V-3, de 17.363 bolívares y la VR-75-01-04, de 28.948 bolívares, precio contenido para la fecha (INAVI, 1984).
Estas importaciones no respondían a una planificación a largo plazo. Sólo se atendió a la necesidad inmediata, dando lugar a una gran cantidad de fallas producto de la desinformación de los técnicos y diseñadores locales, a la discontinuidad de la experiencia y a una limitada asesoría técnica.
En visitas hechas recientemente al INAVI se logró recolectar una serie de información gráfica, no sistematizada, debido a la falta de publicaciones o informes acerca de los proyectos realizados. Se pudo acceder a la planoteca donde se encontraron cuatro proyectos construidos totalmente en madera, como lo fueron las llamadas viviendas chilenas o “Estudio de un Proyecto Piloto de Viviendas Sociales de Madera PADT-REFORT, Sub Proyecto 3” (Viviendas AC_1) proyectadas en el año 1981 por los productores chilenos de viviendas industrializadas. También están los registros de viviendas proyectadas por Bruynzeel Suriname Houtmij B.V. Paramaribo, en el año 1981, las viviendas de la Junta del Acuerdo de Cartagena, el “Estudio Integral de la Madera para la Construcción PADT-REFORT, Fase II”, proyectadas en el año 1983. Igualmente, se encontró un proyecto para viviendas en la Colonia Tovar proyectadas en el año 1994 que ofrecen dos posibilidades para su ejecución: uno con la estructura primaria de techo en madera y otro con la estructura secundaria. Aparte se verificó las recientes casas con Sistema Tecsistem – Madera para Macuro, proyectadas en el año 1999. Finalmente, se pudo obtener información sobre las dos últimas modalidades de viviendas con estructura primaria de techo en metal con cobertura de machihembrado y otra con cobertura de plycem y mortero, realizadas en el año 2000.
A objeto de facilitar el acceso al material recopilado, se organizaron una serie de fichas que describen los datos seleccionados para el análisis:
Ficha Nº 1. Estudio de caso N. 1. Viviendas Chilenas TIPO AC-1
Las viviendas chilenas industrializadas para autoconstrucción, fueron encargadas por el INAVI al Consorcio Chileno de productores de viviendas industrializadas, con el fin de reducir los costos de producción de las viviendas de bajo costo, en vista de la escasez de cemento que había en Venezuela entre 1974 y 1979. Fueron construidas en gran parte de los estados de Venezuela en 1976.LUGAR Y AÑO
Son viviendas pareadas de 53.33 M2 cada una, sumando módulos constructivos de 118,66 M2. Utiliza módulos espaciales de 3,00 m x 2,81 m para las habitaciones y uno de 3.37 m x 2,90 m para el baño y la cocina. Posee tres habitaciones de 8,43 m2 c/u y un área de estar comedor de 19,53 m2.
La vivienda se encuentra sobre una losa de fundación a la que se anclan los bastidores cada 75 cm, a través de dos sistemas; el primero, a través de un clavo o perno doblado de 500 mm y el segundo, de un clavo tipo “Hilti” con arandela.DESCRIPCIÓN DE LA VIVIENDA
El techo esta conformado por un sistema de vigas o sobresoleras, a dos aguas, apoyadas sobre el sistema de tableros de madera, con una pendiente del 14,6%. La estructura secundaria o cobertura final es un entablado en sentido perpendicular a las vigas.
DESCRIPCIÓN DEL TECHO
El acabado requiere de la colocación de impermeabilizantes en techo. Las sobresoleras se solapan, como se ve en el detalle, con la ayuda de listones y cortes a media madera, para completar la longitud de techo necesaria.
El revestimiento exterior se hace con la colocación de tablas clavadas a los marcos de los tabiques o paneles de madera. No plantea la posibilidad de crecimiento, puesto que la vivienda se entrega completa.
PROGRESIVIDAD
Tomado de información recolectada de la planoteca del INAVI.
En las visitas de campo, se hizo el reconocimiento físico de las viviendas Chilenas AC-1 construidas en Rubio, Urb. “El Rodeo”, Edo. Táchira y en Timotes, Urb. Timotes, Edo. Mérida. En la mayoría de las viviendas visitadas se pudo detectar una serie de problemas: a) Descarte de la madera como material para las modificaciones, b) Ausencia de un plan de crecimiento; y c) Contraste en el estado de las estructuras de ciertas casas con relación a otras. (Fig. 1).
Fig. 1. Vivienda Ac-1 Rubio, Edo. Tachira
Igualmente se observó que las viviendas se encontraban, en su gran mayoría, en buen estado. Cuando se les preguntó a los vecinos acerca del mantenimiento, comentaron que en 28 años sólo se le había practicado un lijado y barnizado en las áreas internas. Sin embargo, comentaron también que le habían realizado el mismo trabajo en el exterior, en las fachadas, de tres a cuatro veces, (Fig. 2). Esto se debía, a la presencia de manchas producto del sol y la lluvia, (Fig. 3) Otro de los detalles observado en estas viviendas es que no poseen un brocal de concreto para evitar su contacto con la humedad y el agua a nivel del piso (Fig. 4).
Fig. 2. Vivienda Ac-1 Rubio fachada Fig. 3. Vivienda Ac-1 Rubio fach. lateral Fig. 4. Vivienda Ac-1 Rubio fachada
Aunado a lo anterior se verificó que el alero del techo es de 60 cm, dimensión que resulta suficiente para evitar el salpique de la lluvia sobre las superficies de madera (Fig. 5). Algunos vecinos han realizado intervenciones en el retiro anterior de las parcelas construyendo corredores y espacios que permitan resguardar las fachadas del sol, a la vez que proporcionar mayor seguridad ante eventuales acciones vandálicas. (Fig. 6 y 7).
Fig. 5. Alero vivienda AC1. Fig. 6. Ampliaciones y protección. Fig. 7. Ampliaciones y protección 2
El diseño de estas viviendas no prevé modificaciones posteriores, dando lugar a las más heterogéneas ampliaciones (con diversos materiales) en las que sus habitantes extienden el techo sobre patios laterales generando problemas tanto de ventilación como de circulación en su interior.
Estudio de caso N. 2. Viviendas JUNAC
Estas viviendas son el producto de un esfuerzo que se realizó entre la Junta del Acuerdo de Cartagena y el INAVI para la construcción de viviendas de madera asesorado por el grupo de Proyectos Andinos de Desarrollo Tecnológico en el Área de Recursos Forestales Tropicales del JUNAC de la misma Junta de Cartagena.
La vivienda inicial esta compuesta por una habitación, un baño y la cocina-comedor. Se prevé un crecimiento horizontal con posibilidad de llegar a conformar una planta de tres habitaciones. La disposición del techo permite su crecimiento mediante el solape con la estructura secundaria. El sistema estructural consiste en cerchas transversales a dos aguas apoyadas en otra plana en sentido longitudinal. Este tipo de construcción es muy común en viviendas de madera económicas debido a que disminuye el costo de los techos, componentes que representan un alto porcentaje en el costo total del mismo.
Ficha Nº2
El anteproyecto y proyecto de estas viviendas fue supervisado por la “Junta del Acuerdo de Cartagena” (JUNAC), para el “Instituto Nacional de la Vivienda” (INAVI), bajo la descripción de “Estudio Integral de la madera para la construcción Pad-Refort, Fase II. Sub-Proyecto 3 Construcción.”LUGAR Y AÑO Se trata de viviendas aisladas, con una tipología de planta cuadrada, de desarrollo progresivo horizontal. La vivienda se encuentra dividida en dos módulos, el primero de 3,92 m para los espacios servidos y 2,44 m para los de servicios. Los módulos de servicios se encuentran en la parte central de la vivienda, quedando a los laterales derecho e izquierdo los espacios servidos.
La vivienda se encuentra sobre una losa de fundación a la que se anclan los bastidores cada 61 cm, a través de un perno de 3/8” x 8”.DESCRIPCIÓN DE LA VIVIENDA
El techo esta conformado por un sistema de cerchas ligeras, a dos aguas, apoyadas sobre el sistema de bastidores de madera, con una pendiente del 15%. La estructura secundaria se encuentra solapada en la primera etapa de crecimiento entre el módulo de servicios y el área servida lo que facilita su adaptabilidad en la segunda fase. El crecimiento del techo se efectúa a través del solape de las correas secundarias sobre las cerchas para dar continuidad con el existente.
La cobertura es de una lámina acerolit de 2mm de espesor, no se observaron canales de agua ni la utilización de flashings de cierre en las laterales. Existe un alero de protección de 60 cm en todo el perímetro de la vivienda.DESCRIPCIÓN DEL TECHO
El crecimiento se realiza en tres etapas. En la primera etapa se entrega una vivienda con un área social, servicios (cocina y baño) y una habitación de 5,79 m2, sumando un área de 39,93 m2. En la segunda etapa se agrega una habitación de 10,71 m2 a través de un pasillo. En la tercera etapa se agrega la última habitación de 10,71 m2, sumando un total de 63,62 m2.PROGRESIVIDAD
Tomado de información recolectada de la planoteca del INAVI.
Estudio de caso N. 3. Viviendas Suriname
Sobre este proyecto se encontró muy poca información, tanto en la biblioteca como en la bibliografía consultada. Tampoco se localizaron las correspondientes memorias descriptivas. Aquí se propone la utilización de aleros de 80 cm, (mayor que en los proyectos anteriores), lo que mejora la protección de la fachada. De esta manera, se pueden reducir los problemas de ataque de hongos e insectos a los cuales contribuyen los factores climáticos. Al igual que las viviendas Chilenas, las de Suriname no prevén un posible crecimiento, dando lugar a diversos modos de ampliación de los espacios y sus correspondientes techos sobre los patios de las casas.
Ficha Nº3
Estas viviendas fueron encargadas por el INAVI a Bruynzeel Suriname Houtmij B.V. Paramaribo en 1981. Son viviendas aisladas proyectadas en madera que poseen 61,59 m2. Algunas de estas viviendas fueron donadas a países que se encontraban en situación de emergencia. Fueron construidas en Charallave, Valles del Tuy e islas del Caribe. | LUGAR Y AÑO | |
Los módulos espaciales de la estructura son de 3,55m x 2,70m. La vivienda posee tres habitaciones un baño y un espacio de comedor-estar principal integrado. La vivienda se encuentra sobre una losa de fundación a la que se anclan los bastidores cada 1,20 cm. |
DESCRIPCIÓN DE LA VIVIENDA
El techo esta conformado por un sistema de vigas o sobre soleras, a dos aguas, apoyadas sobre el sistema de tableros de madera. La estructura secundaria es en madera sobre la que se coloca una lámina metálica de 2mm de espesor. No se observaron canales de agua ni la utilización de flashing de cierre en las laterales. Existe un alero de protección de 80 cm en todo el perímetro de la vivienda.
DESCRIPCIÓN DEL TECHO
La vivienda posee 3 habitaciones. No se nota en los planos que exista un planteamiento de crecimiento progresivo, puesto que la vivienda se entrega completa.
PROGRESIVIDAD
Tomado de información recolectada de la planoteca del INAVI
Estudio de caso N. 4. Viviendas Macuro
Las viviendas para Macuro se construyeron con madera de Pino Caribe procedente de Uverito, Estado Monagas. Fueron diseñadas para ser transportadas en lancha, debido a que el acceso por mar a esa localidad resulta más fácil. Se utilizaron paneles de construcción de 80 cms de ancho por 2,40 mts de altura.
Otra particularidad de esta vivienda es que se encuentra elevada 1,08 mts sobre el nivel del suelo, lo que representa una ventaja en cuanto a la ventilación y evita posible acumulación de humedad bajo la construcción.
En cuanto a sus posibilidades de crecimiento, lo dificulta el hecho de encontrarse a un nivel diferente al nivel del suelo. Las posibilidades de reorganización están confinadas al fraccionamiento interno de un espacio de usos múltiples. En este caso, se puede observar que la estrategia usada es la de entregar la vivienda sin completar aportando un espacio adicional como área de usos múltiples. Para el crecimiento vertical de la vivienda, las mismas no fueron diseñadas para tal propósito.
Ficha Nº 4
Las viviendas para Macuro son parte de un proyecto de construcción de viviendas de interés social para el Estado Sucre por parte del INAVI. Fueron proyectadas en el año 1999, bajo el nombre de “Casas Sistema Tecsistem-Madera” modelo: I.S.-002-A. |
LUGAR Y AÑO
Son viviendas pareadas de 61,62 m2 c/u, completando unidades pareadas de 123,24 en las que se identifican los servicios en la zona central medianera entre las dos viviendas, separadas por un espacio de 10 cm entre los tabiques o paneles de madera. Los baños se encuentran en el centro, por lo que se requiere, el uso de claraboyas de ventilación en el techo de los baños. Los módulos espaciales para la estructura son de 3,29 x 3,29 y 3,29 x 2,46.DESCRIPCIÓN DE LA VIVIENDA
Las fundaciones de zapatas dejan unas columnas de 1 m de altura sobre las que se colocaron unas vigas metálicas para posteriormente montar el entramado de la losa de piso. Es decir, que las viviendas se encuentran elevadas, a 1,08 mt del suelo, desde el cual se coloca la estructura de madera.
El techo esta conformado por un sistema de vigas o sobresoleras, a dos aguas, apoyadas sobre el sistema de tableros de madera, con una pendiente del 14,6%. La estructura secundaria o cobertura final es un entablado en el sentido perpendicular a las vigas.DESCRIPCIÓN DEL TECHO
La tabiquería esta conformada por piezas machihembradas que se colocan unas sobre otras dentro de una pletina metálica, que conforma el marco estructural de 80 cm. La vivienda posee 2 habitaciones y un espacio de usos múltiples que puede ser usado como una tercera habitación, en una etapa posterior. Existe un crecimiento interno o reforma espacial dentro de la misma vivienda.
PROGRESIVIDAD
Tomado de información recolectada de la planoteca del INAVI.
Estudio de caso N. 5. Viviendas Colonia Tovar
En este ejemplo se observa una modalidad de crecimiento vertical interesante con relación a las limitaciones que impone el techo. Aquí las dobles alturas permiten lograr hasta cuatro habitaciones adicionales (inicialmente dos) al ocupar el área total de la segunda planta.
La ventaja radica en que no es necesario modificar el techo para lograr el segundo nivel, pero presenta el inconveniente del aumento de los costos que debe absorber la etapa inicial de la vivienda.
Ficha Nº 5
Son unas viviendas unifamiliares aisladas proyectadas por el INAVI en la Colonia Tovar en 1993 por los arquitectos R. Velasco y A. Chacón. Para dicha propuesta se proyectaron dos posibilidades de construcción, una propuesta con estructura en madera y otra con estructura metálica.LUGAR Y AÑO Las viviendas cuentan con una planta de vivienda inicial que posee 44,64 m2 y un total de 89,28 m2 de construcción. Los módulos espaciales de las estructuras son de 3,00 x 3,20 y de 2,40 x 1,80. Es una vivienda de dos niveles, posee dos habitaciones y dos baños y una doble altura.
La fundación planteada para esta vivienda es de zapatas, desde la losa de piso se plantea un cambio a estructura metálica o madera según la propuesta. La unión estructural de la propuesta en madera se hace a través de una solera anclada a la losa, desde la cual se levantan los paneles estructurales.DESCRIPCIÓN DE LA VIVIENDA
En la propuesta metálica el cambio se efectúa a través de una plancha, a la que se sueldan las columnas de perfiles tubulares Conduven. El resto de las vigas de amarre son vigas metálicas tubulares Conduven.
El techo es a dos aguas. La estructura primaria y secundaria del techo de la propuesta 1 es en madera y como cobertura final se coloca un impermeabilizante de manto asfáltico y tejas de arcilla. En el caso de la vivienda con estructura metálica las correas y cobertura se plantean en madera.
Se trata de un techo que se encuentra construido a la altura de un segundo piso, es decir, se entrega una vivienda de dos niveles sin la construcción del entrepiso del segundo nivel.DESCRIPCIÓN DEL TECHO
El crecimiento progresivo se plantea en varias etapas en las que se consolidan las habitaciones dentro de la vivienda. La característica principal de estos techos es que se encuentra construido a una altura de dos niveles desde la primera etapa.PROGRESIVIDAD
Tomado de información recolectada de la planoteca del INAVI.
Estudio de caso N. 6. Viviendas con techo de estructura metálica.
Este proyecto realizado en 1996 representa el común de las viviendas de bajo costo que se construyen en Venezuela, donde la madera solo está presente como material de plafón. El crecimiento de estas viviendas se logra en forma horizontal mediante de la construcción de un espacio adicional donde se completan 3 habitaciones. Las posibilidades de crecimiento vertical son muy limitadas debido a que su estructura no está concebida para ello. En cuanto al techo, ha sido diseñado como un elemento definitivo y no toma previsiones para el crecimiento vertical.
Ficha Nº 6.
Esta vivienda proyectada en el año 1996, bajo la identificación “UV- 01-02-96”, de techo machihembrado y tejas, es un modelo que ejemplifica las viviendas que eran proyectadas en esta época por el INAVI. Se proyectó en base a una parcela de 7,00 mt x 14,00 mt.
LUGAR Y AÑO Son viviendas pareadas de 42,60 m2 c/u, completando unidades pareadas de 85,20. . Los módulos espaciales para la estructura van desde 1,45 m hasta 3,25 m. Los servicios se encuentran en los laterales de la misma, quedando los dormitorios alineados en el lindero de las viviendas y posee dos baños.
DESCRIPCIÓN DE LA VIVIENDA
Las fundaciones son de zapatas, que desde la losa de piso plantean un cambio a estructura metálica. Este cambio se efectúa a través de una plancha, a la que se sueldan las columnas de perfiles tubulares Conduven. El resto de las vigas de amarre son vigas metálicas tubulares Conduven.
DESCRIPCIÓN DEL TECHO
El techo es a dos aguas con una pendiente del 15%. La estructura secundaria del techo (correas) está conformado por vigas IPN 8, a las que se le soldaron clavos para fijar el machihembrado. Como cobertura final se coloca un impermeabilizante de manto asfáltico y tejas de arcilla.
La vivienda es entregada, en una primera etapa con dos habitaciones, que luego se completa en la segunda etapa, con una tercera habitación. Los acabados son cemento liso en la losa de piso, acabado de cal salpicado en exteriores y acabado de cal liso en interiores.
PROGRESIVIDAD
Tomado de información recolectada de la planoteca del INAVI.
Estudio de caso N. 7. Vivienda INAVI Tipo “A” 2000
El análisis de estas viviendas lo motivó el hecho de ser unas de las últimas que construyo el INAVI entre los años 2000 y 2002. En ellas resalta la sustitución de componentes utilizados tradicionalmente en la construcción de techos por otros de más reciente data, pero conservando la misma tipología. En este caso el techo inclinado de tejas con plafón de madera, está siendo sustituido con teja asfáltica y plafón de Plycen, el cual ofrece ventajas en cuanto a ligereza, durabilidad y economía, teniendo el acabado final de su cobertura un mortero de arena y cemento con malla tipo gallinero.
Este tipo de vivienda prevé un desarrollo progresivo horizontal permitiendo la incorporación de una habitación adicional (inicialmente dos) y una consolidación progresiva debido a que son entregadas en obra limpia, es decir, con los bloques de concreto a la vista. Esta estrategia se utiliza para reducir los costos de construcción en una etapa inicial.
Ficha Nº7
La vivienda unifamiliar tipo “A” propuesta para los nuevos urbanismos del INAVI pertenecen a una tipología de desarrollo de la gerencia Estatal del INAVI-Apure proyectadas en el año 2000, la cual se ha construido ya en las poblaciones de Biruaca, Achaguas, Arichuna, Mantecal, Guasdualito y en San Fernando.
LUGAR Y AÑO La vivienda posee 61,56 m2 cuadrados en su etapa final y se desarrolla en un terreno de 150 m2. Cuenta con tres habitaciones, un baño, cocina y patio. Posee módulos espaciales para la estructura de 3,17m x 2,50m y de 3,17m x 1,45m. Las paredes de esta vivienda son entregadas en acabado de obra limpia para reducir los costos de construcción.DESCRIPCIÓN DE LA VIVIENDA
El sistema de techo se basa en el uso de una lámina plana de plycem de 14mm de espesor y con correas metálicas cada 61 cm de 3” x ½”. Como acabado final posee una capa de mortero de 3cm de espesor con una malla metálica tipo gallinero. Tiene un alero de 40 cm de volado. Como cobertura final se coloca un impermeabilizante de manto asfáltico
DESCRIPCIÓN DEL TECHO
El crecimiento progresivo se plantea con la adición de una habitación, debido a que son entregadas con dos habitaciones. Por otra parte las paredes deben ser frisadas posteriormente con lo que se consolida el acabado final de las paredes.
PROGRESIVIDAD
Tomado de información recolectada de la planoteca del INAVI.
3.- Experiencias recientes para incorporar techos de madera en la vivienda de bajo costo en Venezuela (1983 – 2004).
En 1984 el INAVI realizó estudios para determinar el grado de adaptabilidad de la madera a los usuarios y a las características de las viviendas AC-1 (llamadas viviendas Chilenas) como parte del “Estudio de un Proyecto Piloto de Viviendas Sociales de Madera PAD-REFORT, sub-proyecto 3”. Los resultados arrojados por esta investigación según (Figueroa, Manuel, 1984) se sintetizan a continuación:
Ventajas:
1) Reducía los costos para el Estado pues se entregaba al usuario para que el mismo la construyera (auto construcción).
2) Comúnmente resultaban fáciles y rápidas de construir, solo se detectaron problemas en la colocación del techo por la falta de asesoría técnica.
Desventajas:
1) Carecían de información y asesoría técnica lo que produjo un rechazo de la población por temor a los incendios. Poca durabilidad de la madera debido a la acción del tiempo, del clima, plagas, etc.
2) Sensación de inseguridad frente a acciones vandálicas, debido a que los cerramientos de madera resultaban, en este caso, más vulnerables que los cerramientos de bloque o de concreto. Esto dio lugar a cambios en los cerramientos de muchas casas de madera por bloque de concreto.
Recomendaciones:
Se recomendaba la formación de organizaciones vecinales en las urbanizaciones donde se construía con madera, para poder ofrecer cursos, charlas y asesoría técnica sobre las ventajas de este material.
Posteriormente, en un artículo del Ing. Aníbal Luna Lugo titulado “Casas de Madera” publicado en la REVISTA CIV Nº 372, publicado en el año 2000 se pudo conocer acerca de otro intento de adelantar construcciones en madera realizado en los Andes por la empresa CAPRENSA, constituida especialmente con ese propósito y con participación de la Universidad de los Andes (ULA), la Corporación de Desarrollo de los Andes (CORPOANDES) y dos concesionarios de madera en los llanos occidentales (Emallca e Imadelca, en las Reservas Forestales de Tocoporo y Caparo, Edo Barinas). Dichas empresas fracasaron y se disolvieron al poco tiempo. A pesar de este resultado, aún permanecen una serie de viviendas en madera en Mérida y otras en Barinas. Este antecedente refuerza la acentuada desconfianza que se hereda en los Organismos del Estado frente a la utilización de la madera en la construcción.
En la Gerencia de Producción del INAVI se encontró también documentación sobre la empresa “Viviendas Maderera de Oriente, C.A.”, ubicada en Caripito, Estado Monagas; empresa que posee equipos y maquinarias para la producción de 1500 m2 de machihembrado de Pino Caribe por día. Dicha empresa ofrece garantía de sus productos pues son preservados con “sales de OSMOSE CCA C tipo K33 o similar, de conformidad con lo estipulado en las especificaciones de la American Word Preservers Association (AWPA)”, quedando así inmunizadas contra el ataque de factores externos como insectos y hongos. La empresa ofrece 20 años de garantía con base a una tabla donde se especifican las relaciones de concentración de las sales de C.C.A. en relación a las características de contacto de la madera con el exterior. Sin embargo, no se han podido ubicar informes o documentos que permitan determinar por qué la institución no le ha dado cabida a este tipo de material.
Resumiendo, la madera en la actualidad es rechazada en la construcción de viviendas económicas (y sus techos) debido a las exigencias que impone su mantenimiento y al escaso cuidado que le prodigan sus usuarios, lo que conduce a un rápido deterioro del material frente a la acción del clima y los agentes biológicos. Por otra parte, dependiendo de la calidad de la madera, de la distancia a la obra y de las inversiones para su preservación, los costos podrán o no elevarse, condicionando así su uso para este tipo de viviendas. Estos son los argumentos recurrentes que se obtuvieron en la mayoría de las entrevistas realizadas, donde se pudo detectar la desconfianza por parte de los ingenieros y proyectistas del INAVI, así como en los propios usuarios debido a las experiencias antes comentadas.
4.- Algunas consideraciones en el uso del techo de madera en las viviendas de bajo costo.
Desde el punto de vista ambiental, el uso de la madera encierra ciertas contradicciones pues si bien se trata de un material renovable, a nivel mundial los bosques se están perdiendo a una tasa muy alta debido a los grandes incendios, a la tala indiscriminada que requiere tanto la actividad agrícola como los desarrollos urbanos, y al mismo envejecimiento de los árboles. Por ello, se ha comenzado a racionalizar y controlar la explotación de los bosques para que puedan cumplir eficientemente con todas sus funciones, tanto ecológicas como humanas.
Por otra parte, se sabe que los árboles son los principales generadores de oxigeno, particularmente en su periodo inicial de crecimiento, situación que cambia en el árbol adulto. De esta manera, bajo el uso racionalizado de las plantaciones, es posible garantizar una tala de especies que atienda la demanda aumentando las emisiones de oxigeno a la atmósfera.
Si se atiende de manera racional, la construcción con madera podría aportar grandes soluciones para el ávido mercado de viviendas. De esta manera proporcionaría materia prima elaborada con un bajo consumo energético, produciendo un ahorro adicional en los costos de construcción. A continuación se verá de manera específica en que aspectos incide esta aseveración.
4.1. Sobre Recursos y Materia Prima
Actualmente existe una importante reserva forestal de madera de pino Caribe en las plantaciones de Uverito, Estado Monagas. En esta zona se cuenta con un área de plantación de 485.511 Has, un volumen en pie de 49.600.000 m3 rollizos y un volumen de madera comercial en pie de 12.000.000 m3 de madera aserrable (Molina, 1998).
Esta madera posee ventajas que la convierten en un material competitivo para ser aprovechado en la construcción a través del desarrollo de nuevas propuestas tecnológicas. Es un material de bajo costo que se encuentra disponible en grandes cantidades y que proviene de plantaciones, lo que lo convierte en un recurso renovable de ser bien manejado. Además, cuenta con una relativa normalización en el dimensionado de las piezas aserradas y se logra una buena estabilidad dimensional y estructural de sus piezas gracias a los tratamientos de secado y preservación (Molina, 1998).
También posee una serie de desventajas que confieren ciertas restricciones para su utilización. Esto se debe principalmente a la presencia de nudos en el tronco a causa de las ramas de diámetros más grandes, así como a las torceduras y los nudos de resina con incrustaciones de corteza que generan debilidad estructural. Adicionalmente, el porcentaje de leño juvenil en comparación con la madera adulta, requiere cierta atención técnica para convertirlo en un componente estructural, pues produce un esfuerzo diferencial de contracción longitudinal que debe ser tomado en cuenta en el cálculo y diseño de las piezas de techo. Estas contracciones pudieran producir en los elementos grietas, arqueaduras, encorvaduras y torceduras.
A este respecto, en Venezuela se han realizado una serie de estudios conjuntamente con empresas consultoras internacionales como Swed-Forest de Suecia y la Jaco-Poiry de Finlandia, contratadas en el pasado por la OEA y el Gobierno Nacional, las cuales han recomendado la instalación de plantas productoras de tableros a base de los desperdicios de madera y árboles no comerciales para un mejor aprovechamiento del material en el Estado Barinas y Mérida. (Luna, 2000). Estos estudios se aplican de igual modo en la reserva Forestal de Uverito en el Estado Monagas.
La utilización de la madera de Pino Caribe para la construcción ofrece una serie de ventajas con respecto a variables tales como: a) disponibilidad (se cuenta con importantes plantaciones), b) sustentabilidad (es un recurso renovable que no requiere de grandes cantidades de energía para su transformación), c) trabajabilidad (no se requiere de una mano de obra particularmente especializada gracias a su facilidad de transformación), pero presenta también desventajas como su poca durabilidad, necesidad de preservación y poca resistencia; razones por las que resulta polémica su utilización.
4.2. Sobre los aspectos Climáticos
Una de las condicionantes climáticas más interesante en el uso de techos de madera es su baja inercia térmica. En el trópico – y particularmente en el caso de Venezuela – una equilibrada combinación de componentes de madera puede ofrecer buenas condiciones para el aislamiento térmico.
Se habla de equilibrada porque dependiendo de la localidad será necesario recurrir a plafones y aleros que impidan el paso de la radiación y cargas térmicas externas al interior de la vivienda o, en otros casos, evitar desfases inconvenientes de las temperaturas internas (Curiel, 1984:22-24,25). En general esto se logra con relativa facilidad cuando se trata de techos inclinados (requerido por las mismas características de la madera), recomendándose inclinaciones no menor a los 15º para evitar la entrada de humedad a sus componentes.
En general, es importante que la madera que entra a los secaderos contenga la humedad de ambiente ideal que puede estar entre un 15 y un 18 %. La madera completamente seca es quebradiza, se agrieta y no es conveniente utilizarla para funciones estructurales. Sin embargo, de ser tratada, es necesario protegerla posteriormente de la humedad, de los cambios de temperatura y de una ventilación escasa, sobre todo en el caso de los techos. Para evitar los efectos de los cambios atmosféricos, es necesario un tratamiento superficial o una imbibición de las piezas de madera. Debe evitarse el contacto con materiales húmedos o higroscópicos, mediante la interposición de un material estanco. Las construcciones de madera expuestas a agentes atmosféricos deben estar dispuestas de manera tal que el agua se deslice por su superficie sin penetrar en las uniones entre las distintas piezas. (Mostaedi, 2003:162).
La ventaja que se ofrece a este respecto es que, por las mismas características físicas de la madera, permite obtener componentes estructurales y cubiertas de cualquier espesor y de variadas formas, lo que ofrece la posibilidad de manipular aquellas piezas especiales requeridas para los efectos de sombras, ventilación y protección (lluvia, insectos, etc.). Esto último no exime la búsqueda de diseños de techos apropiados para nuestro clima, donde se trabaje detalladamente las distintas exigencias que plantean la ventilación, humedad, radiación y temperatura.
Otra ventaja de la madera como material de construcción es que posee una alta resistencia a las sustancias corrosivas. La presencia del salitre en las regiones costeras supone una importante vulnerabilidad de las estructuras metálicas, requiriendo así un alto grado de supervisión y mantenimiento. La madera por el contrario, posee características físicas que la hacen más resistente y durable ante la agresión del salitre.
4.3 Sobre su utilización en viviendas de bajo costo
Con relación a los techos para viviendas que ha construido el Estado, se observa en la información recopilada que se trata de sistemas constructivos tradicionales (entramados, vigas, viguetas y sistemas livianos compuestos tipo cerchas a dos aguas). El sistema de cerchas de madera es uno de los sistemas más utilizados en todo el mundo para la construcción de viviendas. Su ventaja principal es que elimina el uso de correas o vigas secundarias, ayuda a salvar distancias considerables y utiliza elementos de mediana y pequeñas dimensiones.
Este tipo de techo presenta la ventaja de reducir los costos de inversión y de ser económico para una primera etapa de la vivienda. Sin embargo, cuando se trata de un crecimiento vertical estos techos generalmente son desmantelados y convertidos en desechos. Esto ocurre con los techos livianos en general, los cuales presentan la ventaja de ser más económicos y ligeros, pero son estáticos y poco flexibles cuando se requiere su modificación frente cambios en las viviendas.
Los proyectos del Estado para la construcción de viviendas de bajo costo carecen de la necesaria capacidad de adaptación a las necesidades de la población, son proyectos desvinculados de los intereses de sus habitantes y de las necesidades de crecimiento de sus viviendas.
En la mayoría de los casos las viviendas sufren transformaciones durante el proceso de crecimiento, tanto en sentido horizontal como vertical para generar nuevos ambientes según las necesidades de las personas que en ellas viven, de sus recursos económicos, etc.
Entre otros aspectos, la falta de previsión para el crecimiento de una vivienda en sentido vertical, genera un deterioro de los elementos que componen el techo inicial, produciéndose problemas de seguridad estructural y de cerramiento para una segunda planta.
Para el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción y las líneas de investigación que se integran al postgrado de Desarrollo Tecnológico de la Construcción, este ha sido un importante tema de estudio. Se han explorado opciones que permitan dar solución a este problema, tratando simultáneamente de reducir los desperdicios y desechos que se producen generalmente en las viviendas de bajo costo proyectadas por el Estado. Esto se podría lograr utilizando materiales que generaren ahorros mediante propiedades tales como el escaso peso, bajo costo, confort y facilidad de ensamblaje.
Partiendo de estas premisas se logró el desarrollo de un sistema constructivo pre-fabricado, que permite la transformación de techos a entrepisos con el uso de componentes de madera de pino Caribe (Pinus caribaea, variedad hondurensis). Una propuesta de techo que pretende responder a su vez a los requerimientos de sismo-resistencia, progresividad de la vivienda y a las características de confort necesarias en climas tropicales, así como garantizar un uso más racional de los materiales con respecto a la vida útil de los techos. También pretende responder a la competencia, a la relación costo-calidad con los techos que se construyen actualmente con fines similares.
Siguiendo con las exigencias impuestas por la vivienda progresiva, fue necesario evaluar la posibilidad de construir un techo (inclinado, ver figura Nº 8 ) que permitiera su posterior transformación en otro horizontal como entrepiso (Ver figura Nº 9 y Nº 10), a fin de que la inversión inicial no se pierda y se puedan soportar las futuras sobrecargas (estructurales) para la construcción de un segundo nivel en la vivienda (Para más detalle ver García, 2003).
La proposición anterior, se ubica dentro del enfoque que explica la producción de viviendas de desarrollo progresivo “…crecen en tamaño y mejoran en calidad, en ciclos económicos de corto plazo. La vivienda se completa en el mediano y largo plazo, según las necesidades, voluntad y posibilidades de la familia: la vivienda se consume mientras se construye” (Cilento, 1994).
Figura N.8. Se inicia la
Colocación de los bastido-
res en madera para la
Construcción del techo
Inclinado.
Figura N.9. El techo puede
plegarse horizontalmente
para producir una placa de
entrepiso.
Figura N.10. El entrepiso se
calcula para llegar hasta
un segundo nivel.
5.- Consideraciones Finales:
En síntesis, encontramos una carencia de investigaciones dirigidas hacia los productos derivados de la madera que puedan coadyuvar a las principales Instituciones encargadas de la producción de viviendas. Por otra parte, existe una ausencia de propuestas que se adapten a la realidad socio-económicas de los habitantes de nuestras ciudades.
Las viviendas construidas en madera por el Estado (producto de la importación, como se describió anteriormente), no legaron ninguna transferencia tecnológica y sólo se limitaron a resolver un problema puntual; ni siquiera alcanzaron a evaluar sus resultados a largo plazo. Este aspecto nos sugiere que en el Estado no ha existido un esfuerzo sostenido para la utilización, adaptabilidad, investigación y producción de viviendas de bajo costo en madera. Salvo los intentos realizados por el “Laboratorio Nacional de Productos Forestales y Ambientales, de la Universidad de los Antes – quienes si lo han realizado – las demás iniciativas aisladas han resultado más bien limitadas pretensiones de imitar los avances obtenidos en países como Chile.
La desconfianza generalizada que se pudo percibir en los organismos públicos con relación al uso de la madera para la construcción proviene, como se indicó, al descuido en su mantenimiento por parte de los usuarios y al escaso conocimiento de las técnicas asociadas a este material.
Actualmente encontramos que el mayor uso de madera en techos queda relegado a la colocación de machihembrado en los plafones. Aún más, en la actualidad el machihembrado se está sustituyendo por el uso de otros materiales como se pudo apreciar en la ficha N: 7 – vivienda para el estado Apure – en la que se utiliza plycem y mortero como acabado final de la cobertura.
En este sentido, parece recomendable ampliar líneas de investigación para propuestas mixtas en las cuales se incorpore, por ejemplo, la tecnología de la madera conjuntamente con el concreto armado, utilizándola en puntos estratégicos como pueden ser los techos y los entrepisos. De esta manera se garantizarían ensayos mejor controlados en dichas construcciones.
Otro de los aspectos que se valora y resalta a través del resultado de los análisis de casos, es la necesaria incorporación de los habitantes desde la etapa misma de la investigación. A este respecto es necesario comprender que el factor cultural debe ser atendido en los desarrollos de bajo costo si se desea evitar el deterioro paulatino de los urbanismos, de las viviendas y la falta de sentido de territorialidad o arraigo local de los habitantes (Hernández, 2000.a).
En el caso específico de las viviendas de madera AC1 que se visitaron en Rubio Edo. Táchira, se observó que luego de treinta años de construcción se encuentran en muy buen estado gracias al mantenimiento que le prodigan sus mismos habitantes, pues ellos manejan – desde sus culturas ancestrales – técnicas para la preservación de la madera.
De allí el énfasis en la necesidad de tomar en cuenta los factores culturales al querer abordar un problema como el descrito. En este proceso seguramente se encontrarán problemas y visiones tan disímiles como las que hemos mencionado en los párrafos anteriores, pero (después de más de setenta años en los que el Estado venezolano asumió el rol de proveer viviendas a los más pobres), se puede afirmar que es importante tomar en cuenta los valores y necesidades que encontramos en comunidades pertenecientes a las diversas regiones del país, como lo afirma Curiel (1998)[5]
Ahora bien, en cuanto al tema de la viviendas de bajo costo de carácter progresivo, encontramos otro campo de posibilidades que debe estar igualmente estudiado ya que significa adoptar criterios particularmente flexibles entre los cuales encontramos que dentro del proceso de planificación y construcción de viviendas, el diseñador debe manejar criterios correspondientes a cada localidad en cuanto a la tecnología de construcción, los costos de transporte y mano de obra, así como la cultura de las comunidades. Esto representa el uso de juicios de valor diferentes y el manejo de las herramientas de evaluación de forma específica. En otras palabras, no deberían plantearse proyectos masivos de viviendas, sino una política de construcción masiva de viviendas, donde los criterios se manejen de manera particular, para cada región, lugar, comunidad, etc. (Hernández, 2000.a : 25).
Hasta ahora, aunque la construcción progresiva de viviendas ya no resulta ajena a las instituciones del Estado, existe una desconexión con la producción de componentes por parte del sector industrial que aún hace difícil el desarrollo bajo esta modalidad.
Para ello es necesario que el parque de materiales y componentes para la construcción de viviendas progresivas contemple este tipo de desarrollos, donde al usuario le resulte sencillo hacer crecer su vivienda con componentes que no sólo se encuentren fácilmente en el mercado, si no que sean compatibles entre si.
Debido a la disponibilidad en grandes cantidades de la madera de pino Caribe proveniente de las plantaciones de Uverito, la ubicación estratégica de sus centros de transformación, la mediana normalización dimensional de sus productos y las ventajas que ofrece ésta como material de construcción con respecto a otras maderas aserradas en el país, refuerzan el interés por considerar esta madera como una opción con un gran potencial para ser explotado en el campo de la construcción progresiva, asegurando la reposición y la búsqueda de nuevas especies de mayor calidad para la construcción. Este último punto es importante debido a que – con el sector industrial ya instalado para el procesamiento de madera – puede resultar estratégico explorar el aprovechamiento de otras especies.
Dentro de esta línea de investigación es importante insertar el desarrollo de sistemas de transformación de techos en entrepisos para la vivienda unifamiliar y multifamiliar de crecimiento progresivo, mediante el uso de componentes de madera de pino Caribe. Así sería posible orientar la producción de sistemas pre-fabricados que permitan la construcción y montaje con equipos sencillos, garantizando una mejor apropiación de este tipo de tecnologías.
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[1] En el marco de estas políticas se emprendieron proyectos de Desarrollo Tecnológico en el área de Recursos Forestales Tropicales (PADT-REFORT), para incorporar los bosques tropicales andinos a la economía de los países desde una adecuada base tecnológica, de tal manera que su utilización pueda contribuir a la solución de problemas críticos como el de la vivienda. (Loreto. Et all. 2000:12).
[2]Acosta Saignes nos refiere el uso de la paja como un tipo de material que llegó a tener un valor monetario y que en un momento dado no llegaba a ser competitiva con el techo de lámina: “La palma que se emplea para techar en la Cejita, procede de Motatán y se compra a 10 bolívares la carga. El techo de una casa de seis varas y media de largo y aproximadamente cuatro de ancho, habría costado, según su dueño, unos 200 bolívares de palma real. La techó con lámina y empleó tres bultos, a bolívares 44 cada uno, o sea con un costo de 132 bolívares. Esto es una de las causas por las cuales los techos de láminas, que genéricamente se denominan “sin” (zinc), van desplazando aceleradamente a los de palma”. (Acosta, M. 1962).
Como referencia cambiaria tenemos que para 1941, el Banco Central de Venezuela y el Ejecutivo eliminaron el sistema de pagos de primas a las exportaciones y se fijó el siguiente esquema de cambios múltiples: 3,09 bolívares por dólar para las compras de las empresas petroleras; 4,30 y 4,60 bolívares por dólar para las divisas agropecuarias (dependiendo del rubro); 3,355 bolívares por dólar para la venta de divisas del Banco Central de Venezuela a la banca; y 3, 35 bolívares para la venta de dólares de la banca al público usuario. Esto permaneció así con muy pocas modificaciones hasta 1960. (Galea y Velásquez, 2003: http:// www.ilustrados.com)
[3] «Esos grandes desequilibrios internos han ocurrido en conjunto con el creciente proceso de urbanización(*). La población venezolana, con una tasa actual de crecimiento natural de 3.4 por ciento, se ha doblado en los últimos 20 años, sin embargo su distribución espacial ha sido desigual. La población urbana alcanzó en 1936 un 34.7 por ciento, casi doblado en 1961 y luego incrementado a un 78.4 por ciento en 1971, mientras que la población rural que en 1936 era de un 65.3 por ciento, para 1961 había decrecido a la mitad y para 1971 había decrecido aún más hasta un 12.6 por ciento (Páez Celis 1974: 40)(**).
(*)Junto con Venezuela, Argentina, Brasil, México, Perú y Colombia habían pasado por una rápida expansión urbana desde los 40 (Browning 1967; Fox 1975).
(**)Oficialmente, localidades de 1000 o más habitantes son consideradas urbanas (Páez Celis 1974: 40).» (Suárez; Dipolo, Pg. 42).
[4] En el Gobierno del presidente Medina Angarita se pone en marcha la Ley del Seguro Social Obligatorio (1941), crea el Instituto Central de los Seguros Sociales, pone el funcionamiento la primera caja regional (1944), que beneficiaba a gentes de los municipios Petare, Chacao y Distrito Federal. Se crean los servicios de la cultura obrera, se fijan los salarios mínimos, la abolición del trabajo nocturno en cierto tipo de industrias, se reglamenta la Ley de Sociedades Cooperativas, hay una reforma parcial de la Ley del Trabajo y se reglamenta el trabajo en el campo. El primer contrato colectivo en la industria petrolera se da el 14 de junio de 1945 (Maldonado-Burgoin, 1997:147).
[5] (…) Ello supone planificar los nuevos asentamientos humanos de acuerdo a las formas de vida local, a los requerimientos de su medio natural, a sus tradiciones, a sus valores comunes. Estos son elementos que tienen que estar presentes en el momento de planificar la dotación física a que nos referimos (…); desde los instrumentos a utilizar hasta el aspecto físico de la comunidad. En ellos tiene que estar representado su modo de organización social, su cohesión e identidad.
Sin embargo, la dotación física y la buena intención que pueden existir en cuanto a la preservación de sus valores no es suficiente para consolidar una comunidad en los términos que hemos querido expresar. Es necesario insistir nuevamente en la importancia de la participación popular; en la naturaleza de su actividad cotidiana que es donde reside la esencia del problema. (Curiel, 1998:41, 42).