Enrique Alí González Ordosgoitti[i]
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Resumen
Se ha vuelto a colocar en el tapete de la discusión y acción pública y privada, el tema del nacionalismo. Intelectuales deseosos de ganar un debate antes de realizarlo, han dejado escuchar su opinión descalificadora a priori, de cualquier individuo, que ose asumirse como nacionalista. Del closet de los viejos clichés, han desempolvado un arsenal de lugarcomunismo, asombroso, para quienes pensábamos que muertas las ideologías totalizadoras y abiertos los cauces de la amoralidad y anti-intelectualidad posmodernista, al menos podía existir un clima lo suficientemente laxo, como para intercambiar ideas y no sólo, constructos ideológicos
Palabras Clave: Nacionalismo. Teoría. América Latina La Grande. Venezuela
We nationalism. Summary[iii]
Nous nationalisme. Résumé[iv]
Nós nacionalismo. Resumo[v]
Se ha vuelto a colocar en el tapete de la discusión y acción pública y privada, el tema del nacionalismo. Desde las banderas venezolanas colocadas en los carros, franelas, cuadernos, hasta la justa indignación por los sucesos de Cararabo. Intelectuales deseosos de ganar un debate antes de realizarlo, han dejado escuchar su opinión descalificadora a priori, de cualquier individuo que ose asumirse como nacionalista. Del closet de los viejos clichés, han desempolvado un arsenal de lugarcomunismo, asombroso, para quienes pensábamos que muertas las ideologías totalizadoras y abiertos los cauces de la amoralidad y anti-intelectualidad posmodernista, al menos podía existir un clima lo suficientemente laxo, como para intercambiar ideas y no sólo, constructos ideológicos.
Observamos a individuos, quienes dedicaron interminables horas en los sesenta, a discutir en sus células o comités de radio, la presencia del imperialismo, en aquellos camaradas que utilizaban zapatos de goma U.S.Keds. (¿alguien se acuerda de lo que existía en este renglón, antes que los Nike y Adidas?), como hoy lo hacen, desgañitadamente, en contra de los jovenes rockosos que ostentan con candido orgullo, una “peligrosa” calcomanía (entre 6×8 y 10×10 cm), con la bandera tricolor de las siete estrellas.
Otros, políticos de renombre, “intentando aportar ideas al debate”, arguyen con viejos ladrillos como: “el patriotismo es el último refugio de los imbéciles”. Viejo tic nervioso de cierto internacionalismo decimonónico, para quienes la última guerra del mundo, fue la de EEUU contra España.
Hay quienes desde otro signo (pero habitantes del mismo territorio espiritual, que los anteriores), piensan que ha llegado la hora de despertar el espíritu de la guerra que anida en todo venezolano, para quienes el siglo XIX sigue siendo explicado, a través sólo de las acciones militares y no de las fuerzas civiles, que pugnaban por hacerse dominantes y construir una sociedad civilizada, asumiendo como errores no a las exorbitantes y desangradoras batallas, sino a lo inconclusa de las mismas.
La visión solamente epopéyica de la Guerra de Secesión (1810-22) y de la Guerra Federal (1859-63), deja de lado la mortífera cifra, de haber Venezuela perdido la mitad de su población (por muerte violenta, o por enfermedades endémicas, o los mutilados por la contienda) en la primera y un tercio, en la segunda. Pero ambos extremos no pueden copar la necesidad, de seguir reflexionando sobre el tema.
Intentando contribuir en alguna medida al mismo, es necesario tomar algunas precauciones históricas. A finales del siglo XX; es posible afirmar que todas las grandes utopías germinadas en el pensamiento occidental, desde finales del siglo XVIII (Revolución Estadounidense y Revolución Francesa) y siglo XIX (Socialismo, Comunismo, Anarquismo y Nacionalismo), han sido comprobadas en la práctica. Y del análisis de las mismas, es posible asumir una postura bastante crítica. Podríamos enfatizar diciendo que, todas las proposiciones utópicas han tenido logros y grandes fracasos, lo que autorizaría a una mente desesperanzada, a negar desde ya -a priori- su vigencia, entregándose a una militancia de inacción social.
En ese orden de ideas, estaría justificado decir que el Nacionalismo ha fracasado y que no representa una alternativa nueva, para el desarrollo de nuestras sociedades (recordando a Hitler y a Mussolini). Pero igual podría afirmarse del Socialismo (simplemente recordando a Stalin, a los Castro y a Pol Pot), de la Democracia made in USA (recordar la caza de brujas del famoso Senador, o la invasión de Vietnam), de las Dictaduras Militares en América Latina (Pinochet, Viola), de la Democracia francesa (Guerra de Argelia).
Ninguna propuesta política, ningún ismo, posee la virtud de la Vestal, intocada y conservada toda en cuerpo y espíritu. Por el contrario, cualquiera de ellas deberá ser confrontada con el pasado, pero no como suerte de maldición primigenia, incapaz de hacer algo distinto, sino como una experiencia más, que no debería ser tomada como la única posible. Si asumimos con prudencia a la historia, deberíamos esforzarnos por analizar en la actualidad, a cada una de las proposiciones existentes, incluyendo por supuesto el Nacionalismo.
El Nacionalismo fue dado por muerto a finales del siglo XIX, por una visión equivocada, producto de la fe de los Internacionalistas (anarquistas, socialistas, capitalistas). Quienes cabalgando en la idea lineal de progreso, profetizaron que las fronteras nacionales sucumbirían, empujadas o por la revolución o por el mercado mundial (en parte, esta última estuvo más cerca). Cien años después, el Nacionalismo exhibe una frondosa vitalidad.
Podríamos preguntarnos ¿qué es Nacionalismo? Una respuesta elemental pero sustanciosa, sería: es un profundo amor a la Patria, a la Nación que se siente propia. ¿Tiene el Nacionalismo qué conducir necesariamente, a odiar a las otras naciones? No existe ninguna ley consustancial al amor a la patria, que nos obligue a odiar a las demás. Es posible incluso, señalar la tendencia en contrario, valga un ejemplo de lo que sucede con los individuos. Amar a nuestra Madre, no nos lleva a odiar a las Madres de las demás personas, antes bien, nos sensibilizan tanto hacia la importancia del amor filial, que lo más seguro, es que podamos comprender lo que siente cualquier hijo hacia su madre. Querer a nuestra Madre, recibir la clara educación sentimental que nos permita desarrollar este sentimiento, debe ser apreciada como algo loable, lo mismo ocurre cuando hablamos del país.
Existen numerosos ejemplos negativos de lo que sucede, cuando el nacionalismo es convertido en odio hacia las otras naciones (el nacionalismo alemán de Hitler, el nacionalismo japonés de la Segunda Guerra Mundial, el actual nacionalismo chino comunista, que ha llevado a guerras de agresión contra sus vecinos).
Pero igualmente existen ejemplos en contrario (el nacionalismo alemán que construyó el milagro alemán de la postguerra, el nacionalismo japonés de la reconstrucción).
Además puede afirmarse que, todas las naciones desarrolladas son profundamente nacionalistas desde siempre. El caso de los EEUU es patético, es el único país en el mundo que juega contra si mismo y llama a esos juegos, Serie Mundial. O Inglaterra. O Francia para la cual, es francés todo el nacido en Francia, siempre y cuando, sus padres sean también franceses de al menos tres generaciones, de lo que se desprende que argelino, africano, latinoamericano nacido en Francia: no son franceses.
Mientras en el caso de Venezuela, basta con haber nacido en su territorio para ser constitucionalmente venezolano. ¿Entonces qué queda para esas voces agoreras, que piensan que en nuestro país, hay una epidemia de xenofobia? ¿Qué opinarán entonces de la Inglaterra, EEUU, Francia y Alemania de siempre? Al menos no podrán esgrimir, que el Nacionalismo es un sentimiento y pensamiento subdesarrollado, o demodé.
¿Por qué resurge el interés por lo nacional, en vastos sectores del país? Creemos que las razones son múltiples, algunas de carácter endógeno y otras de carácter exógeno. Internamente, la crisis ha contribuido a destruir, gran parte de las espéctativas de crecimiento y desarrollo social, sumiendo a la nación en un estado de desasosiego, de incertidumbre y de grave penuria económica, política y cultural. Con el fracaso reciente de las ideologías que encarnaban los partidos políticos dominantes, se acude a una idea que puede definirse como telúrica, el amor desmedido hacia lo único que aún se siente como propio: la nación, el país, Venezuela.
Entre las causas externas, está el creciente clima mundial de reivindicación de lo nacional y de lo étnico (aunque en una forma dolorosa), tanto política como culturalmente (etmúsica, etnoplástica, danza étnica), el cual, a través de la globalización de las comunicaciones, difunde sus mensajes a todas las capas sociales de la Tierra.
Podemos concluir, que el Nacionalismo ha llegado para instalarse en las conciencias durante un largo tiempo. Se trata entonces de percibir sus alcances y limitaciones, los cuales variarán de acuerdo a cada país, aunque quizás con algunos componentes generales. Es necesario hacer una especie de código de conducta, que nos permita orientarnos positivamente dentro de la corriente:
-El Nacionalismo entendido como un profundo Amor a la Patria, es altamente positivo, de lo que podríamos sentirnos orgullosos y no avergonzados, siempre que sea entendido como valoración de lo Propio y no desvalorización, de los Otros. Aceptar que tenemos elementos diferentes con otras naciones y que eso no signifique, ni automenosprecio ni menosprecio de los demás.
-Encauzar las fuerzas emotivas e intelectuales del nacionalismo, hacia el interior de nuestras fronteras, construir, reconstruir e inventar una Venezuela moderna, desarrollada, competitiva, sin miseria.
-Convertir el Nacionalismo en una postura ética sintetizada en: Venezuela no me debe nada a mí, en cambio todo lo que YO soy, se lo debo a Venezuela, por lo que tengo una deuda con ella.
-Comprender que todo Estado de Excepción, de militarismo, de belicosidad, nos atrasa en cuanto a las metas por cumplir, porque entorpece nuestra capacidad de construir país.
-Que cualquie modernización de Venezuela deberá pasar necesariamente, por una profundización de la democracia y no, por una eliminación de la misma.
-Que cualquier Nacionalismo sano y provechoso para el país, deberá reconocer y combatir por sobre todas las cosas, las causas internas que nos han derrotado y llevado, a la miseria económica, intelectual, política y no eludir su combate, a través de la búsqueda de un enemigo externo.
-La piedra de toque para nuestro Nacionalismo, será el qué hacer, en las relaciones con Colombia. Metodológicamente, habrá que distinguir dos elementos actuantes: el pueblo colombiano y el Estado-Gobierno colombiano. Al primero habrá que extenderle nuestra mano, pues se reconoce a alguien que nos es familiar y que está indisolublemente vínculado a Nosotros, histórica y culturalmente, es más, el pueblo venezolano y el pueblo colombiano, forman parte de un Nosotros Latinoamericano. Con el Estado Colombiano habrá que ser amable pero firme, hasta que se acostumbre a la nueva realidad: que Venezuela más nunca volverá a ser derrotada en una Mesa de Negociaciones. ¡No volveremos a perder ni un centímetro de territorio, ni de derechos!
Finalmente, en tono individual, deberemos convertir a Venezuela, en el amor implacable que nos sostiene
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[i].-Enrique Alí González Ordosgoitti
-Doctor en Ciencias Sociales, Sociólogo, Folklorólogo, Filósofo, Teólogo, Locutor, Profesor Titular de la UCV, de la Facultad de Teología de la UCAB (2000-2016) y del Instituto de Teología para Religiosos-ITER (1991-2016). Miembro del Comité Directivo del Centro de Estudios de América (CEA), Vicerrectorado Académico de la Universidad Central de Venezuela (UCV)
-Co-Creador y Coordinador General -desde 1991- de la ONG Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela-CISCUVE.
-Co-Creador y Coordinador -desde 1998- del Sistema de Líneas de Investigación Universitaria (SiLIU) sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Territorio en América Latina La Grande.
-Co-Creador y Coordinador -desde 2011- de la Página Web de CISCUVE: www.ciscuve.org
-Para contactarnos: ciscuve@gmail.com; @ciscuve; ciscuve-Facebook; @enagor; enagor2@gmail.com; Skype: enrique.gonzalez35,
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[ii].-Itinerario de este Artículo
1.-Publicado con el título de “Nacionalismo a la venezolana”, en la Revista Bigott (Venezuela) 34: 02-07, abril-junio, 1995
2.-Publicado en nuestra Página: www.ciscuve.org, el 25.10.2012, https://ciscuve.org/?p=2623
[iii].-We nationalism. Summary
It has been replaced on the table for discussion and public and private action the issue of nationalism. From Venezuelan flags placed on trucks, shirts, notebooks, to righteous indignation by Cararabo events. Intellectuals eager to win a debate before that, no longer hear your opinion disqualifying a priori, any individual who dares assumed as nationalist. The closet of old clichés have dusted place an array of communism, amazing, for whom we thought dead totalizing ideologies and channels open to-amorality and postmodernist intelligentsia, at least there could be a loose enough climate to exchange ideas and not only ideological constructs.
Keywords: Nationalism. Theory. Latin America La Grande. Venezuela.
[iv].-Nous nationalisme. Résumé
Il a été remplacé sur la table de discussion et d’action publique et privée de la question du nationalisme. De drapeaux vénézuéliens placés sur des camions, chemises, cahiers, à juste indignation par les événements Cararabo. Les intellectuels désireux de gagner un débat avant cela, ne plus entendre votre opinion disqualifier a priori, toute personne qui ose supposer que nationaliste. Le placard de vieux clichés ont dépoussiéré lieu un tableau du communisme, étonnant, pour qui nous avons pensé morts idéologies totalisantes et les canaux ouverts à l’amoralité et l’intelligentsia post-moderne, du moins il pourrait y avoir un climat assez lâche pour échanger des idées et pas seulement des constructions idéologiques.
Mots-clés: nationalisme. Théorie. Amérique latine La Grande. Venezuela.
[v].-Nós nacionalismo. Resumo
Ele foi substituído em cima da mesa para discussão e ação pública e privada a questão do nacionalismo. De bandeiras venezuelanas colocados em caminhões, camisetas, cadernos, a justa indignação por eventos Cararabo. Intelectuais ansiosos para ganhar um debate, antes disso, já não ouvir a sua opinião desqualificando a priori, qualquer indivíduo que ousa assumir-se como nacionalista. O armário de velhos clichês ter espanado lugar uma matriz do comunismo, incrível, para quem pensava mortas ideologias totalizadoras e canais abertos a amoralidade e intelectuais pós-modernista, pelo menos, poderia haver um clima solta o suficiente para trocar idéias e não apenas construções ideológicas.
Palavras-chave: Nacionalismo. Teoria. América Latina La Grande. Venezuela