Relación Mundialización-Globalización en Samir Amín
(Reseña de: Samir Amín.-Los desafíos de la Mundialización. México. Siglo XXI Editores. UNAM. 1997 (Edición original en francés 1996). pp. 297.)
Enrique Alí González Ordosgoitti
(Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Profesor Titular de la UCV, de la Facultad de Teología de la UCAB, del Instituto de Teología para Religiosos-ITER, del CEJ y de la SVAJ, Coordinador del Sistema de Líneas de Investigación (SiLI) sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Territorio en América Latina La Grande y Coordinador General desde 1991 de la ONG Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela-CISCUVE, ciscuve.org/web; ciscuve@gmail.com; @ciscuve, ciscuve-Facebook)
(Publicado en: 1)Tierra Firme (Venezuela) 18 (70): 337-339, abril-junio, 2000 y
2) Apuntes Filosóficos, Esc. de Filosofía, FAHE, UCV (Venezuela) 16: 153-168, 2000)
Samir Amín es un brillante científico social de origen egipcio, quien ha desarrollado una obra de carácter marxista crítico, desde la década de los setenta del siglo pasado. Miembro destacado de esa camada intelectual que en el último tercio del siglo XX, surgió desde el Tercer Mundo para señalar las limitaciones para comprender sus realidades por parte de un marxismo impregnado de eurocentrismo, fue una especie de irrupción -en el seno de una tendencia economicista del marxismo- de los últimos hallazgos producidos por una Antropología comprometida con las luchas de liberación colonial; conjuntamente con una Sociología que había alcanzado, para finales de los sesenta, consistencia propia especialmente en los países de América Latina, desde donde desarrollarán la Teoría de la Dependencia, corriente de análisis que significó casi un giro copernicano en su momento y finalmente, de una Psicología Social desarrollada por Franz Fanon durante la guerra de liberación de Argelia.
En esa misma tradición se inscribe esta obra, que intenta -y a nuestro modo de ver lo consigue- presentar un conjunto de parámetros nuevos para analizar los fenómenos actuales de la llamada globalización. Evitando el debate maniqueo reseñado hace años por Eco para otros contextos teóricos -entre Apocalíptcos e Integrados- pero válidos como metáforas para ejemplificar el actual sobre la globalización. No asume una postura apocalíptica (“el veneno de la globalización”), ni integrada (“la panacea de la globalización”), más bien introduce nuevos elementos capaces de contribuir acertadamente a mejorar la pesrpectiva sobre el fenómeno.
La tesis central del libro es la presentación del término más universal –antropológicamente hablando- de Mundialización, entendida como tendencia presente en las sociedades humanas de ampliar los contactos con otras sociedades, como impulso sostenido al crecimiento del “Mundo conocido”. A partir de esta tesis central coloca lo que hoy se llama Globalización, período comenzado en la década de los sesenta del siglo XX -caracterizado fundamentalmente por la trasnacionalización del capital y de la mano de obra dentro de una nueva división internacional del trabajo y por la ampliación del nivel cuaternario de la economía, constituido por las comunicaciones, las informaciones digitalizadas y el copamiento humano de casi todo el espectro de las ondas electromagnéticas- como la tendencia más reciente de la Mundialización pero no su primer y único intento.
Amín presenta una ampliación horizontal y vertical para la mejor discusión y comprensión de los fenómenos de la Globalización, horizontal porque intenta verla desde diferentes zonas geohistóricas del mundo y no sólo desde los actuales países centro. Vertical porque la ubica en el recorrido de un larguísimo tiempo histórico de varios cientos de años.
A estos tres aportes de Amín: la Globalización como parte del fenómeno universal de la Mundialización, su ampliación horizontal a otras geohistorias y vertical a varios siglos, se le suma el que presente un nuevo escenario teórico para discutir el origen del sistema capitalista, en el que rescata los sentidos históricos de sociedades no europeas y los confronta con los de Europa Occidental, resaltando las semejanzas y diferencias, lo que posibilita al lector una imagen realmente mundial del surgimiento del capitalismo como modo de produción.
En esta dirección es muy notable su aporte en ayudar a considerar lo que el denomina “(…) “sistema mundial antiguo” (que se reduce a las sociedades del hemisferio llamado oriental: Eurasia-África), para las épocas que cubren los 18 siglos que separan la formación del sistema helenístico de Oriente Medio (300 a.C.), la constitución del Estado Han en China (200 a.C.) y la de los Estados Kushan y Maurya en Asia Central y la India (200 a.C.), del Renacimiento europeo (es decir, de 300 a.C hasta el 1500 d.C.)”. (p.22)
Esta proposición del “sistema mundial antiguo” lo utiliza Amín para historiar el surgimiento del Sistema Mundial Tributario, expresión de la familia de modos de producción tributarios, diferente de la familia de los modos de producción comunitarios que darán origen al capitalismo europeo, luego convertido en modelo del capitalismo mundial (ver página 4 y ss). Este sistema mundial antiguo es articulado por Amín a través de tres ejes geohistóricos (p.23 y ss): Medio Oriente, India y China. En el Medio Oriente destaca dos ramas, la Egipcia y la Sumeria, ambas desde el 3000 a.C., que coincidirán en la época de Alejandro Magno, en el 300 a.C. El eje de la India comenzará en Harappa, Mohenjo-Dáro (2.500 a.C) hasta la Dinastía Maurya. El tercer eje de China se iniciará en el tercer milenio a.C y concluirá con la formación del Estado Han en el 200 a.C. De esta manera, Amín pretende sustentar su tesis de la existencia de un protocapitalismo extraeuropeo de milenaria existencia en el Medio Oriente y en Asia.
Otro elemento a destacar en esta proposición de Amín, es el carácter propiamente multicultural que asume su análisis cuando destaca la coincidencia temporal (500 a.C.), de pensadores como Zaratustra (Persia), Buda (India) y Confucio (China), que si los sumamos a los filósofos griegos, a los profetas judíos y a la reflexión religiosa egipcia del momento, tendríamos el principal caudal de ideas que aún hasta nuestros días permean a la humanidad.
El libro de Samir Amín cuenta con doce capítulos que pueden agruparse en cuatro bloques:
A.-La Globalización como actual tendencia universal de la Mundialización (1.-Los Sistemas Regionales Antiguos y 2.-El papel de Asia Central en el Sistema Tributario del Mundo Antiguo);
B.-Lo específico de la Mundialización Capitalista (3.-Capitalismo y Sistema-Mundo, 4.-El futuro de la Polarización Mundial y 5.-Mundialización y Financiarización);
C.-Mundialización y Regionalización (6.-El desafío europeo,
7.-El proyecto de la China Posmaoísta,
8.-Rusia en el Sistema Mundial ¿Geografía o Historia?,
9.-La Recompradorización del Mundo Árabe y
10.-Los orígenes de la catástrofe económica en África) y
D.-Hacia una Liberación Socialista (11.-Para una Estrategia de la Liberación
y 12.-Conclusión: retorno de la cuestión de la transición socialista).
La importancia de esta obra para una discusión profunda de los fenómenos de la globalización está más que sustentada, pero en favor de insistir en la actualidad y vigencia de la misma, habría que agregar dos razones adicionales: que la misma forma parte de la Colección “El Mundo del siglo XXI”, dirigida por el conocido científico social latinoamericano Pablo González Casanova y que la edición original en francés fue en 1996 y esta primera edición en castellano es de 1997, apenas un año de diferencia, quienes sabemos la duración normal para la traducción de una obra de ciencias sociales de otro idioma al castellano, nos dice que estamos en presencia de un libro imprescindible para el debate actual.