Enrique Alí González Ordosgoitti.
(Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Profesor Titular de la UCV, de la Facultad de Teología de la UCAB, del Instituto de Teología para Religiosos-ITER, del CEJ y de la SVAJ, Coordinador del Sistema de Líneas de Investigación (SiLI) sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Territorio en América Latina La Grande y Coordinador General desde 1991 de la ONG Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela-CISCUVE, ciscuve.org/web; ciscuve@gmail.com; @ciscuve, ciscuve-Facebook)
(Publicado en: 1)Revista Nuevo Mundo, Hermanos Menores Capuchinos de Venezuela, Revista Trimestral de Orientación Pastoral Latinoamericana (Venezuela) 192: 253-257, octubre-diciembre 2000;
2) Periódico Magazine Español, Caracas, del 09 al 15 de octubre del 2000, página 34
3) La Noticia, Periódico Mensual de la Diócesis de Maturín, octubre del 2000, páginas 8-9)
Para quienes estén interesados en el tema sobre la Nación (Diáspora Venezolana, Identidad Nacional, Multiculturalismo en Venezuela, Nacionalismo, Xenofobia), ver: https://ciscuve.org/?cat=50
(Para quienes están interesados en el tema Étnico, Ciscuve coloca a su disposición las siguientes Categorías con sus respectivos links, en donde encontrarán Entradas que pueden descargar en pdf gratuitamente:
-Etnia (ciscuve.org/?s=Etnia);
-Etnia Afroamericana-Negra (ciscuve.org/?cat=28)
-Etnia Criolla (ciscuve.org/?cat=29)
-Etnia Bicultural-Binacional (ciscuve.org/?cat=30)
-Etnia Indígena (ciscuve.org/?cat=35))
Uno de los escándalos más recientes que han sacudido hasta sus cimientos a la opinión pública venezolana, ha sido el relacionado tanto con el Manual de Instrucción Premilitar, escrito por una Profesora del Estado Anzoátegui, como con el panfleto en forma de Volante repartido en las entradas del Metro de Caracas. En ambos materiales se evidenciaba un llamado explícito al repudio de los “extranjeros”, especialmente italianos, portugueses, españoles y oriundos de países latinoamericanos.
Las reacciones en contra tendieron a partidizarse desde el primer momento, alegando unos que era una manifestación más de como el Gobierno de Chavez profundizaba las diferencias entre los grupos sociales y de paso, conseguía un chivo expiatorio para explicar el origen de la crisis económica que vive el país. Otros por el contrario, señalaban que era una maniobra de la oposición política que no paraba en mientes para torpedear “el proceso”, desligando al Gobierno del Manual por boca del Ministro Navarro, aduciendo que el mismo obedecía a una inicitaiva editorial privada que no tenía el visto bueno oficial y atribuyendo el Volante a manos anónimas pertenecientes a los grupos de oposición al Gobierno.
Antes de proseguir el análisis, permítasenos señalar nuestra base de partida: resulta un acto criminal intentar ubicar los hechos señalados (el Manual y el Volante) como obedeciendo a estrategias conscientes del Gobierno o de la Oposición. Pues sería el reconocer que hemos llegado a umbrales cercanos al no retorno, de un enfrentamiento étnico de consecuencias catastróficas para la convivencia social. Pues estaríamos aceptando la existencia de una voluntad política organizada a escala nacional que plantea el enfrentamiento étnico como recurso para la superación de la crisis venezolana. Asunto que preferimos negar, debido a no existir suficientes indicios para afirmarlo.
Pero aún así, la inexistencia de una voluntad organizada a escala nacional dispuesta a avivar los conflictos étnicos, no impide que dicha voluntad sí exista de manera dispersa y con diferente potencia en numerosos agentes sociales. Y en esto hay que ser sumamente responsable para evitar que la polémica surgida sea tratada de manera superficial, de forma que estos incidentes puedan ser calificados como aislados, como simples accidentes sin posibilidad de ocurrir nuevamente. No son hechos aislados, episódicos, son más bien manifestaciones de las maneras más profundas como se ha conformado la socialidad venezolana a lo largo de varios siglos y especialmente, como se ha venido construyendo a partir de la segunda mitad del siglo XX, con sus picos altos de 1958 y 1983.
Por eso la discusión hay que situarla en el marco más general, de como se producen las relaciones interétnicas en la sociedad venezolana, entendidas no como una relación sólo con la minoría indígena, en la cual supuestamente existe una comunidad nacional que se relaciona con una comunidad étnica (la indígena). Tal manera tradicional de abordar el problema luce insuficiente, preferimos hacer énfasis en que cada uno de nosotros, esté consciente o no, pertenece a un grupo étnico. Entendiendo grupo étnico como todo grupo social que se organiza para identificarse consigo mismo y para diferenciarse de los demas, en base a su etnicidad, la cual es un complejo de rasgos culturales que permiten afirmar al individuo que pertenece a éste y no a otro grupo, y que otro individuo pertenece a otro grupo distinto. La conformación de esta etnicidad y por ende de los grupos étnicos, varía permanentemente en cada situación histórica.
En la Venezuela actual es posible identificar tres Macro-Etnias: Indígenas, Criollos y Biculturales-Binacionales. Si decimos Macro-Etnias es porque en el interior de éstas existen numerosas etnias, si bien diferentes entre sí, pero aún más diferentes de las otras Macro-Etnias. Esta conformación tripartita de los grupos étnicos venezolanos no forma parte del discurso oficial, ni del sentido común. Ante ambos, las Macro-Etnias son los Indígenas, los Criollos y los Extranjeros, incluidos entre estos todos los migrantes y sus descendientes llegados a Venezuela durante el siglo XX, incurriendo en el atropello de negarle la nacionalidad venezolana, tanto a los que se han nacionalizado, como a sus familiares nacidos en nuestro país, asunto claro de discriminación étnica.
Nosotros hemos acuñado el término (desde 1990), de Comunidades Étnicas Biculturales Binacionales para los llamados “extranjeros”, afirmando con ello una tercera manera de ser auténticamente venezolano, con tanta dignidad cultural como el de ser Indígena, o el de ser Criollo. La no comprensión de la triple manera de ser venezolano, está en la base de la no aceptación de los nuevos grupos étnicos venezolanos surgidos en el siglo XX y el caldo de cultivo para pensamientos de tinte xenófobo. Y esta raíz es profunda, por lo que cortarla no es tarea fácil sino por el contrario, necesita la conjugación de las diferentes fuerzas creadoras de opinión nacional especialmente el sistema educativo, los medios de comunicación de masas, las iglesias y los núcleos de intelectuales, las cuales deberán adoptar una perspectiva histórica, es decir, revisar la historia de Venezuela desde el punto étnico, con el objeto de diagnosticar efectivamente cuáles han sido las tendencias de explicación de las relaciones interétnicas consolidadas y cuánto de verdad o falsedad hay en las mismas.
En la dirección de colaborar con esa revisión nos permitimos realizar las siguientes afirmaciones que pueden ser tenidas como premisas, o al menos como hipótesis, algunas resultarán escándalosas, pido excusas por que la dimensión de este artículo no nos permite argumentar suficientemente sobre las mismas, ya habrá ocasión.
1.-Desde el siglo XVI al siglo XVIII, el discurso dominante sobre las relaciones interétnicas (planteadas como relaciones inter-razas), fue el de la necesaria separación de las mismas, debido a que unas eran superiores (blancos criollos) y las otras eran inferiores (blancos de orilla-canarios, indios, negros, pardos).
2.-El término Criollo, hasta el siglo XVIII sólo era aplicado al Blanco hijo de Español Metropolitano nacido en América (aún significa igual en Perú, Chile, Centroamérica).
3.-Cuando terminada la Guerra de Secesión (1810-1822), los Sectores Dominantes Criollos comenzaron a crear un discurso étnico que explicara el origen nacional, se atribuyeron en exclusividad la paternidad de la Patria, negando la participación de los Españoles Metropolitanos, de los Indígenas, de los Negros y de los diversos productos humanos del mestizaje como los Pardos.
4.-Esta visión étnica excluyente amainará un poco en los comienzos del siglo XX, cuando el concepto de Criollo se amplíe para abarcar el mestizaje idílico entre Blancos, Indios y Negros. Pero esta aceptación del aporte indígena y africano fue muy poco estimado y resaltado y más bien fue una coartada para asentar que los indígenas y negros dejaron de existir como grupos autónomos porque se habían fusionado en el ser nacional, reforzando de esta manera la exclusión y discriminación étnica real hacia dichos grupos.
5.-Los contingentes de migrantes llegados a partir de la década de los cuarenta, fueron aceptados bajo la presunción de que serían asimilados por el ser étnico nacional (entendido como el Criollo) y lo que es peor, se dio como un hecho de que esa era la tendencia natural de las cosas, imposibilitando hasta ahora la creación de un espacio para la aceptación de la creación de otros grupos étnicos, demonizando la real presencia de ellos con el epíteto de extranjeros.
6.-Estos migrantes hicieron caso a su tendencia natural de agruparse conformando etnias a las cuales hemos denominado Biculturales Binacionales, formadas por los primeros migrantes (nacionalizados o no) y su descendencia nacida en el país (venezolanos por derecho indiscutible), que según cálculos nuestros de 1990, podían oscilar entre el 40 y el 42% de la población total venezolana.
7.-La no aceptación oficial de la existencia de la Macro-Etnia Bicultural Binacional, ha impedido una relación más sana y provechosa entre ésta y la Macro-Etnia Criolla, generándose en el seno de ambas una descalificación de la otra, que se expresa en la conformación de redes sociales excluyentes basadas en el paisanaje, o en la particularidad religiosa, o en la dificultad de realizar matrimonios mixtos (Criollo-Bicultural Binacional), especialmente desde la década de los ochenta.
8.-Como antecedente del problema actual identificado como rasgo xenofóbico (el Manual y el Volante), tendríamos lo ocurrido en 1958 luego de la caída de Pérez Jiménez con el rechazo público a los italianos y españoles acusados de haber colaborado con el régimen.
9.-A partir del Viernes Negro de 1983 salió a la superficie la real dimensión de los problemas de la economía venezolana, generando un cúmulo de expectativas negativas que tambalearon las nociones de futuro feliz que embargaba a nuestra sociedad. Ante el descalabro de la confianza en el porvenir, los diversos grupos sociales reformularon sus estrategias de sobrevivencia, destacando como eje de las mismas la solidaridad mecánica con los que le son iguales, es decir con su comunidad étnica, expresada en la frase de “ayudar al paisano”. Esta es una razón poderosa para excluir a quien es diferente.
En las nueve premisas anteriores están parte de las raíces de los problemas interétnicos actuales, sólo una atención adecuada de las mismas aportará soluciones efectivas, ojala pudiéramos acometerlas antes de que sea muy tarde.