Enrique Alí González Ordosgoitti.-La Cultura Arábigo-Islámica-Ibérica o la Mentalidad Colectiva de los "Españoles" que vinieron hacia América Latina La Grande.

RFCD. Enrique Alí González Ordosgoitti.-La Cultura Arábigo-Islámica-Ibérica o la Mentalidad Colectiva de los "Españoles" que vinieron hacia América Latina La Grande.

 

 

24-Enrique-Ali-Gonzalez-Ordosgoitti-29.07.2019-Fotos-Cristina

Enrique Alí González Ordosgoitti[i]

 

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A propósito de casi veinte años que celebramos el Quinto Centenario, pretendemos realizar algunas reflexiones, acerca de la influencia de la cultura arábigo-bereber-islámica en la Península Ibérica[iii] y por ende, sobre las características de la etnicidad[iv] de los conquistadores y colonizadores, de nuestra América Hispana, parte importante de nuestra América Latina La Grande[v]. Con ello queremos llamar la atención, hacia un aspecto de nuestras raíces que ha sido silenciado por los historiadores integristas españoles y por sus seguidores y magnificado por los detractores de España, en este lado del océano.

 

Reivindicamos nuestra ascendencia ibérica en su multiplicidad cultural, tanto el acervo arábigo-bereber-islámico, de fácil detección en la música, léxico y religiosidad popular, como el acervo católico; romano (del latín se deriva nuestro idioma castellano); la herencia visigoda (alemana) y por supuesto, los pueblos aborígenes iberos. Ascendencia ibérica que constituye, conjuntamente con lo amerindio y lo africano, nuestro sustrato cultural más antiguo.

 

Afirmamos que el contacto entre los tres credos religiosos –el islámico, el cristiano y el judaico- significó un intercambio y enriquecimiento de las partes, al menos durante los siglos VIII al XI, generando así una fructífera cultura, definitivamente impregnada de una substancia arábigo-bereber-islámica, especialmente en el sur de la actual España.

 

Intentamos hacer historia cultural. Poner el acento en la producción, difusión, conservación, destrucción y creación de significados, en sociedades en constante relación, ubicadas en la Península Ibérica. Para este fin nos servimos del hecho religioso, por ser clave fundamental en estos procesos. Pero en una época cuando la religión constituía la explicación fundamental de la sociedad (en su carácter de ideología dominante), hacer historia religiosa fue hacer, simultáneamente historia social.

 

1.-La España Visigoda: ¿una realidad?

Para enfocar acertadamente el problema del impacto islámico en la Península Ibérica, a partir de la expansión árabe-bereber del 711, es necesario realizar algunas consideraciones generales, acerca de las sociedades que recibieron a los recién llegados. Cabe preguntarnos al menos, cuál era el grado de unidad política existente entre los pueblos ibéricos, sobre todo en los dos o tres siglos, precedentes a la invasión.

 

La historiografía tradicional sobre España, nos habla de grandes períodos sintetizados en: -primitivos pueblos iberos,

-dominación fenicia,

-período griego,

-colonización romana,

-imperio visigodo,

-invasión árabe-musulmana

-y reconquista de la unidad nacional (ver Cuadro: Períodos de la Historia de España).

 

Aunque no está en nuestro objetivo realizar una crítica exhaustiva a tal periodización, si es conveniente efectuar algunas precisiones, en lo atinente al “imperio visigodo”. En este sentido, seguiremos las líneas maestras del historiador Miguel Tarradel Mateu, quien señala la división en tres períodos de la época visigoda (409-711), citaremos lo afirmado respecto a los dos últimos:

“El segundo período (573-624) ve la consolidación de los visigodos como poder político. Leovigildo trata de convertirse en un rey “a la romana” y establecer su corte en Toledo. Este es el momento de la fundación del estado visigodo (573). Consigue la hegemonía, pero no el dominio de toda la península. Y por fin la última época, de 624 a 711. El 624 representa la expulsión de los imperiales, que al igual que en otras tierras occidentales donde lo intentaron, no consiguieron salvar al mundo romano. Ya sin dominios bizantinos en Hispania, los reyes de Toledo consiguen un estado único que domina toda la Península, salvo los islotes irreductibles siempre de las montañas cantábricas.” (Tarradel Mateu, 1979: 178-180)

 

Sintetizando, tendríamos que al comenzar la expansión islámica en la Península Ibérica, existía cierto grado de centralización política a cargo de los visigodos, desde la ciudad de Toledo. Esta organización databa de menos de un siglo, por lo que es posible suponer grados laxos de autoridad, especialmente en aquellas regiones lejanas a la capital del Reino Visigodo. Y por último, se percibe la constante negativa de algunos pequeños reinos del norte, a someterse a la autoridad central.

 

Los árabes encontrarán un Reino Visigodo, con problemas internos para ejercer una autoridad centralizada y pequeños reinos del norte, de clara ascendencia hispano-romana, no vinculados e incluso, enfrentados a los visigodos. Esa será la “nación española que recibirá la expansión musulmana.

 

2.-La expansión del Islam: al-Ándalus

En el año 622 había comenzado la Hégira; el éxodo de Mahoma y sus partidarios, de la ciudad de La Meca a la ciudad que posteriormente se llamaría Medina. En ésta, el Profeta fortalecería su posición y muy pronto, crecería el número de seguidores dando así origen, a la primera comunidad de “sometidos a Dios”, es decir a una comunidad islámica.

 

Durante diez años (632) hasta su muerte, esta comunidad medinense, irá extendiendo su poder a la mayoría de las tribus árabes, creándose así la nación árabe islámica. Al fallecimiento del Profeta y aclarada la situación interna de la nueva nación, los árabes se lanzarán en un proceso de expansión a nombre de la yihad (guerra santa), a lo largo del Oriente Medio (Irak, Irán, Samarcanda, Siria) y seguidamente, por las costas del norte de África. Como parte de la expansión norteafricana, los musulmanes llegarán hasta la Península Ibérica:

“El nuevo gobernador de Ifriquiya (Túnez), Musa ibn Nusayr, llevó la ofensiva árabe entre 705 y 708, hasta el Atlántico, sometiendo al Islam a las tribus del centro y oeste del Magreb, cristianas o judías, con las que utilizó duros procedimientos. En julio de 710 tuvo lugar una incursión temporal contra España, pero fue en Abril o Mayo del 711 cuando Tariq ibn Ziyad, un libertino bereber de Musa ibn Nusayr, gobernador de Tánger, pasó a España. Al frente de sus tropas bereberes, Tariq ocupó rápidamente Córdoba y más tarde Toledo (octubre/noviembre del 711). En los cinco años siguientes, la casi totalidad de España pasó a manos de los musulmanes. La conquista se vio facilitada en gran manera por la debilidad de la monarquía visigoda y por la ausencia de oposición por parte de las poblaciones locales: además, los judíos de Córdoba y Toledo prestaron su apoyo a los musulmanes, por reacción contra los visigodos que les habían perseguido.” (Mantran, 1973, pp. 70-71)

 

La invasión musulmana se consolidó relativamente rápido, debido al factor de desunión política que había en el reino y también, a la persecución contra los judíos que la aristocracia goda y la jerarquía católica, venían practicando. De esta manera con apenas resistencia, se inicia la expansión musulmana en la Península Ibérica. Del siglo VIII hasta el XV, continuará ejerciendo su dominación, aunque en cada vez menos territorios. Los siglos XVI y XVII, mantendrán su presencia, vencida políticamente, pero pujante en lo económico y cultural.

 

Tres de las características sociales esenciales durante esos diez siglos, fueron:

-la voluntad de mezcla racial,

-la arabización

-y la islamización de la cultura ibérica. A estos procesos nos referiremos más adelante.

 

Comenzado el proceso de expansión musulmana en la Península, se va a desarrollar una época de contraste, lucha y mutua influencia, entre tres cosmovisiones:

-la islámica,

-la cristiana

-y el judaísmo.

 

Estas cosmovisiones no van a influir solamente en los asuntos religiosos, sino en todos los aspectos de la sociedad, ya que estamos en presencia de comunidades mayores, las cuales se reconocen en el vínculo de una creencia en la divinidad, por encima de relaciones consanguíneas o de alianzas. De ahí deriva la importancia de estudiar, qué sucedió en el choque entre esas tres concepciones religiosas, porque las respuestas nos conducirán a apreciar, los rasgos generales del contacto cultural efectuado. ¿Hubo transculturación con predominio de la aculturación o conculturación[vi]?

 

El plantearnos tales preguntas y dudas, obedece al deseo de explorar vías contrarias a las concepciones integristas-católicas (casi no hubo influencia islámica) y negacionistas-católicas (la influencia islámica fue determinante) de la historia española. En este trabajo, sólo nos referiremos a las primeras, las cuales plantean, la asimilación inmediata del elemento islámico invasor por parte del sector indígena hispanorromano, por lo que habría una continuidad de la españolidad, desde la época romana hasta nuestros días.

 

3.-El choque cultural-religioso y la conformación étnica

Por creer algo distinto[vii], es que estamos proponiendo el estudio del choque entre religiones (totalidades culturales), a fin de establecer en cada momento, las características de la dinámica cultural presente. A nuestro modo de ver, los cambios que resultan paradigmáticos son los siguientes:

-Mozárabes,

-Muladíes,

-Mudéjares

-y Moriscos y Marranos

(Ver Gráfico: Religión y Etnia en la lucha entre Musulmanes y Cristianos en la España de los siglos VIII-XVI).

 

3.1.-El Islam dominante y el Cristianismo aceptado: los Mozárabes

Sigamos a Jesús García Tolsa, en su descripción de la situación social de los mozárabes:

“Constituidos…por los cristianos que no se convirtieron al islamismo, los componentes de este grupo que se quedaron en las ciudades llevaron en general, una vida humilde y oprimida. Para conservar su religión estaban obligados a pagar un tributo especial llamado capitación, pagadero al final de cada mes lunar, que se elevaba a 12 dírhems anuales para los que vivían de un trabajo manual. Estaban exentos, sin embargo, de este tributo los niños, los monjes, los ciegos, los lisiados, las mujeres, los enfermos y los mendigos. Poco a poco, los mozárabes fueron obligados a vivir en barrios exclusivos, casi siempre extramuros. Allí gozaban de cierta independencia. Un funcionario nombrado por ellos (llamado Defensor o Protector) defendía sus derechos ante el soberano musulmán. Sus diferencias internas eran resueltas por el CENSOR, de cuyas sentencias se podía apelar al DEFENSOR. De la antigua curia subsistió el exeptor, que se encargaba de pedir los tributos.” (García Tolsa, 1979, pp. 217-218)

 

La tolerancia mostrada por los gobernantes musulmanes (previo pago de la capitación, por supuesto) hacia la religión cristiana, permitió que surgiera entre los cristianos una admiración hacia la cultura islámica, lo que llevó a que se arabizaran culturalmente. Por lo que fueron llamados mozárabes, por sus hermanos de fe que vivían en los reinos independientes del norte.

 

Esta fascinación por todo lo árabe, es descrita en el año 854 por Alvar, un escritor cristiano:

“Nuestros jóvenes cristianos con aire elegante y su verbo fácil, son ostentosos en el vestido y en el porte, y están hambrientos del saber de los gentiles; intoxicados por la elocuencia árabe, manejan ansiosamente, devoran vorazmente y discuten celosamente los libros de los caldeos, (es decir, musulmanes), y los dan a conocer alabándolos con todos los adornos de la retórica, mientras que nada saben de la belleza de la literatura eclesiástica y miran con desprecio los caudales de la iglesia que manan desde el Paraíso; ¡ay!, los cristianos son tan ignorantes de su propia ley, los latinos prestan tan poca atención a su propio idioma, que en toda la grey cristiana apenas hay un hombre entre mil que sepa escribir una carta interesándose por la salud de un amigo en forma inteligible, mientras que encontraremos una chusma incontable de gente que sabe desplegar eruditamente los períodos grandilocuentes de la lengua caldea. Incluso pueden escribir poemas en que cada línea acaba con la misma letra, que alcanzan altos vuelos de belleza y una habilidad en el manejo de la métrica mayor incluso que la de los propios gentiles[viii].”

 

Por lo descrito anteriormente es posible afirmar, que en lo fundamental de la relación musulmán-cristiano, no se produjeron procesos de aculturación significativa (imposición de una cultura a otra), en prejuicio de este último, atestiguado por la tolerancia mostrada hacia la religión de los vencidos[ix] y por la admiración profesada por los cristianos, hacia la cultura islámica, evidentemente más floreciente que la de ellos, por la condición de ser la cultura dominante de la época.

 

Es dable recordar que en su tiempo de expansión, siglos VII al XI, la cultura arábigo-islámica era uno de los complejos científicos, tecnológicos y artísticos, más desarrollados de la humanidad (quizás a la par de China y de los Mayas e Incas).

 

La tolerancia del Islam hacia el Cristianismo y el Judaísmo, estaba sustentada en admoniciones del Profeta, quien había insistido en el respeto y consideración, que habría de tenerse hacia las Religiones del Libro, ya que ellas habían recibido parte de la revelación divina. Tal relación tocaría a la propia estructura de la religión cristiana:

“El catolicismo español, según Castro, ha heredado de la tradición religiosa islámica una serie de caracteres típicos, que van desde la concepción del Estado como una realización social del reino de Dios –lo que marca necesariamente con un sello religioso totalmente diferente del laicismo estatal europeo- a la magia de determinados signos religiosos, que se presentan desligados de una relación íntima y personal con las ideas que tales símbolos parecen expresar –caso de las cofradías de Semana Santa andaluza-…La masa popular en España se halla herida de un mesianismo que recuerda el MAHDISMO musulmán…La idea de que el bien espiritual puede conseguirse e incluso imponerse –por la fuerza de las armas- reconoce igualmente una clara ascendencia islámica.” (Cuevas, 1972, pp. 252-253)

 

3.1.1.-El Islam en la cotidianidad actual de los Españoles y de los Latinoamericanos

Esa influencia del Islam en el Catolicismo, se manifestará hasta en la práctica cotidiana de los españoles:

“Así, el besar el pan al recogerlo del suelo, considerando que es “pan de Dios”, “aych Allád”, el excusarse al denegar una limosna con la fórmula “perdone por Dios”, “Dios lo socorra”, “Dios lo ampare”, “Dios lo ayude”, también hay que relacionar con la SADAQA musulmana –limosna voluntaria a los mendigos- el pordiosero cristiano: “una limosna por Dios”. Es difícil –dice Castro- no referir a la vida cristiano-musulmana de la Edad Media las formas clamorosas y espectaculares de pedir limosna, aún observadas en España, sobre todo en el Sur: “Dios te conserve la vista”, dirá el ciego; es frecuente que hagan referencia a la santidad del día, sobre todo en jueves y viernes santo, en la fiesta del patrón del pueblo, etc.; igualmente tiene origen musulmán las frecuentes maldiciones y bendiciones con que el pueblo execra o ensalza a sus enemigos o amigos…el califa al-Mansur (754-775) dijo a un musulmán que le había agradado: “Dios acoja a la madre que te parió” con una fórmula de bendición que se ha conservado hasta hoy entre el pueblo español; las fórmulas “si Dios quiere” y, más todavía, “ojalá”, proceden del árabe Wa chá Allah, “y quiera Dios”, en cuanto a fórmulas de saludo o respeto, se conservan aún en España en boca del pueblo alguna de procedencia musulmana, como “que Dios guarde” refiriéndose al rey, y los saludos “Dios os guarde” y “Dios mantenga” que leemos en el LAZARILLO; lo mismo habría que decir de las fórmulas salutatorias andaluzas “a la paz de Dios”, calco del árabe al-SALAM ALAYK, “la paz sea contigo”.” (Cuevas, 1972, p.257)

 

Podríamos preguntarnos: ¿si el Islam logró influir en la religión cristiana, que era el núcleo más resistente a la penetración de ideas, qué no habrá sucedido en el resto de la cultura de la sociedad cristiana? Por eso afirmamos que el proceso de transculturación realizado, adoptó como modalidad dominante, la conculturación a través del préstamo cultural y el sincretismo -aunque de manera desigual- entre las culturas islámicas y cristianas en la Península Ibérica.

 

3.2.-El Islam dominante: los Muladíes o Musulmanes Españoles

Uno de los argumentos de mayor peso, esgrimido por los historiadores que sostienen la tesis, de la baja o nula influencia del islam, se asienta en el poco numeroso ejército de ocupación musulmana, lo que habría conducido a una rápida asimilación de éstos, por el sustrato indígena preexistente. A tal constatación histórica, se le ha replicado desde el campo opuesto, con la afirmación de que, si bien es cierto el relativamente escaso número de invasores musulmanes, no es menos verdad, que el impacto en la realidad visigoda fue contundente y decisivo, pasando la mayoría de esa población a las filas del islam, dando origen al fenómeno muladí o musulmán español:

“Los intereses preexistentes pueden haber influido en esta cuestión. Entre el grupo visigodo dominante y las autoridades eclesiásticas se había dado un grado muy elevado de cooperación –o deberíamos decir de “Colusión”-, que implicaba muchas dificultades para aquellos que, por cualquier razón, material o teológica, no aceptaran plenamente las directrices eclesiásticas. Entre éstos figuraban muchos esclavos y los paganos que aún existían; pero es también posible que en algunos casos la vía hacia la conversión al Islam resultara intelectualmente facilitada por la influencia de la herejía arriana (según la cual Jesús era simplemente un hombre apenas diferente de los demás), que durante tanto tiempo habrían profesado los godos. Para los nobles cristianos y para los numerosos miembros de las clases inferiores y medias existía, sin duda, una combinación de motivos materiales y religiosos. Entre estos motivos debieron ocupar un lugar destacado el deseo de disfrutar de las ventajas sociales de ser musulmán y la admiración por la cultura que el Islam traía consigo.” (Watt, 1974, pp. 63-64)

 

Aún siendo cierto la poca densidad demográfica del musulmán invasor, pronto iba a ser solventado el problema, con la masiva incorporación al Islam de los habitantes de España, por lo que la influencia de la cultura arábigo-islámica permearía a toda la sociedad. Observamos así, como un Islam dominante islamiza al grueso de la población y permite la existencia de cristianos y judíos con libertad religiosa, mientras pagaran la capitación. Estos procesos duraron siglos y por lo tanto, tendieron a la sedimentación definitiva en los pueblos peninsulares.

 

3.3.-El Cristianismo dominante y el Islam tolerado: los Mudéjares

En la medida que la lucha religiosa, inclinaba su balanza a favor de las fuerzas cristianas, el choque cultural anteriormente descrito, fue cambiando de signo. El Cristianismo pasó a ser dominante y el Islam dominado:

“(…) contrapartida del fenómeno mozárabe puede considerarse la permanencia de una población musulmana en territorio sometido al dominio cristiano, reconociendo voluntariamente la soberanía de sus príncipes. Los mudéjares, como elemento social en los territorios castellanoleoneses, son también un resultado de los rápidos avances cristianos de los siglos XI y XII por la Meseta Meridional con la incorporación mediante pacto de populosas ciudades y comarcas densamente habitadas.” (García Tolsa, 1979, pp. 330-331)

 

Aún cambiando las relaciones de poder entre los factores religiosos en guerra, es dable destacar la permanencia del contacto cultural y su mutua influencia, aunque en intensidades diferentes.

 

3.4.-El Cristianismo dominante y el Islam y Judaísmo intolerados: Moriscos y Marranos

Con la consolidación del dominio católico en la mayoría del territorio español y por la necesidad de dotar de “coherencia religiosa” al Estado naciente, empiezan a surgir actitudes populares y en la realeza, que apuntan a querer disminuir la impronta musulmana y judía, de la naciente nación:

“A principios del siglo XV puede observarse un cambio de actitud entre los cristianos españoles, quizás debido a diferencias económicas, porque muchos de los mudéjares eran ricos. Lo cierto es que comenzaron a surgir prejuicios antimusulmanes entre el pueblo llano. Con la unión de Aragón y Castilla bajo Fernando e Isabel estos prejuicios llegaron a ejercer una cierta influencia en la vida política. Si bien la antigua política de tolerancia religiosa reguló aún las condiciones de rendición otorgadas a los habitantes de Granada en 1492, en ese mismo año se promulgó un edicto obligando a los judíos de toda España a bautizarse so pena de abandonar el país…en 1502, se dio a elegir a los musulmanes de Granada entre el bautismo y el exilio. Muchos optaron por el bautismo, aunque sin ningún cambio en sus convicciones básicas”. (Watt, 1974, pp. 167-168)

 

A partir del primer cuarto del siglo XVI, aumenta la presión legal contra los musulmanes convertidos, porque el Estado Español está consciente de la Taqiyya:

“En 1525 y 1526 se adoptaron medidas similares contra los musulmanes en otras provincias. Aunque desde esta fecha ya no hubo oficialmente musulmanes en España, durante casi un siglo los gobernantes españoles hubieron de enfrentarse con el problema de los moriscos. (…) en 1566 se produjo una revitalización de la legislación antimusulmana. Las anteriores medidas no habían sido efectivas. Por un lado, la práctica religiosa islámica, tanto en los centros orientales como en otras partes, permitía y justificaba la TAQIYYA, esto es, la ocultación de las propias creencias religiosas cuando una proclamación de las mismas pudieran poner en peligro la propia vida; y los moriscos habían obtenido al parecer dictámenes oficiales de juristas musulmanes de fuera de España en el sentido de que, en las circunstancias de la España del siglo XVI, el ocultamiento de su vinculación al Islam era admisible. Se han conservado manuscritos, denominados ALJAMIADOS, escritos en idioma español, pero en caracteres árabes, conteniendo exposiciones de la fé y de la práctica islámica por y para los moriscos (…) Así, pues, a partir de 1566 la presión sobre los moriscos aumentó. Algunos de ellos se rebelaron en 1569, recibiendo ayuda del gobernador otomano de Argel. Sin embargo, pese a todas las presiones, en las ciudades sus comunidades permanecieron en gran medida intactas gracias al carácter autónomo de su vida. De esta forma los moriscos eran un elemento difícilmente asimilable en la población. Por último, entre 1609 y 1614 se promulgaron edictos de expulsión, como resultado de los cuales alrededor de medio millón de moriscos emigraron al norte de África.” (Watt, 1974, pp. 168-170)

 

El cristianismo dominante en actitud de intolerancia, obligaba al judío y al musulmán a convertirse, so pena de destierro o muerte. Surgen así el Marrano y el Morisco, como signo de convertidos “de la boca hacia afuera”, pero que en sus convicciones íntimas seguían invocando a YAHVÉ y a ALLAH. Comienza una nueva era en la dinámica cultural de la Península Ibérica. Se rompen las posibilidades de mutua influencia entre las culturas (Conculturación), dando inicio a procesos intensivos de Aculturación.

 

Conclusiones

Hemos intentado descubrir muy brevemente, los procesos de encuentros y desencuentros, entre tres mundos religiosos: musulmanes, cristianos y judíos, llevados a cabo en la Península Ibérica entre los siglos VIII y XVII. Religiones cuyo protagonismo en cada una de las sociedades donde se originó era tal, que bien podríamos afirmar que abarcaban toda la vida societal, constituyéndose globalmente en la cultura de esas comunidades, al contrario de lo que la religión significa en la actualidad para la mayoría de los Estados modernos (sobre todo en Europa Occidental), donde sólo es un aspecto más de la cultura.

 

Constituyendo las religiones cristiana, islámica y judía, sociedades en el más amplio sentido del concepto, luce lógico afirmar, que la relación asumida entre las tres en tierras ibéricas, bien puede ser estudiada bajo la noción antropológica de sociedades en contacto y a partir de ahí, observar la dinámica cultural en sus facetas de creación, conservación o cambio, de las realidades culturales.

 

En lo fundamental vamos a percibir, que no se realizaron choques entre contingentes humanos muy diferenciados, provenientes de grandes oleadas migratorias, que sucesivamente se declararán dueñas del territorio peninsular. Antes bien se trata de poblaciones, mayormente establecidas en Iberia desde hacía tiempo, que alternativamente irán sintiendo cambios en el poder político, manifestado entre otras cosas (principales en este caso), por la dominación de uno u otro credo religioso, con la tolerancia o no, de los vencidos.

 

Tal realidad de la continuidad poblacional, aumentada o disminuida, de acuerdo a sus tasas endógenas de natalidad y mortalidad, ligeramente afectada por movimientos migratorios, hace suponer la permanente interrelación entre los tres credos religiosos, producto incluso, de la necesidad diaria de convivencia. Manifestándose la desigualdad de creencias en el interior de la sociedad global, en formas de la división social del trabajo o de ocupación del espacio, a más de las funciones culturales propiamente dichas.

 

Esta convivencia tendió a generar un patrimonio cultural común, que si bien cargaba la limitante de que en un principio, cada religión representaba una cosmovisión cultural irreductible, con el tiempo, aún cuando las diferencias propiamente religiosas persistieron, la tendencia a la unidad cultural se fue construyendo en la práctica diaria.

 

Esta unidad cultural sería la resultante, hasta el siglo XVI, de una mutua influencia entre los tres credos religiosos, a través de una Conculturación basada en préstamos culturales y procesos de sincretismo y por sobre todo; por la adopción del modelo arábigo-islámico[x] que servía de cobertura y de relacionante a todo el Al-Andalus (en sus sucesivas reducciones geográficas), con el resto de la Península Ibérica.

 

Preponderancia de lo arábigo-islámico, como consecuencia de ser la civilización islámica –durante la mayor parte del período considerado- la cultura más desarrollada del Mediterráneo y pertenecer al principal imperio de la época, capacitado para imponerla y difundirla, por todos los medios.

 

Resulta así, que los españoles que inician la conquista y colonización de América, desde finales del siglo XV, fueron difusores aún a su despecho, de una cultura fuertemente influida por la civilización arábigo-islámica-ibérica. Por lo tanto, la impronta árabe-islámica en América habrá que buscarla, no sólo en aquellos sitios poblados por andaluces (cuando ya el término sólo aludía, al último rincón de donde fueron expulsados, los musulmanes hispanos-muladíes), sino en cualquier lugar donde llegaron los españoles.

 

Concluyo llamando la atención de cómo, cualquier estudio histórico acerca de nuestras raíces, tendrá que tomar en cuenta, el caudal de influencia arábigo-islámica asentado en nuestra memoria cultural colectiva.

 

Bibliografía.

Cuevas Cristóbal (1972).-El pensamiento del Islam. España. Istmo. Fundamentos Nro. 28

García Tolsa Jesús ().-“Los musulmanes” en: Vicens Vives.-Historia de España y América, Social y Económica, Nro. 1. España, Libros Vicens, Bolsillo.

González Ordosgoitti Enrique Alí (1991).-Diez Ensayos de Cultura Venezolana. Caracas, Asociación de Profesores de la UCV, Fondo Editorial Tropykos. Pp. 173, https://ciscuve.org/?p=4688

Mantran Robert (1973).-La expansión musulmana (siglos VII al XI). España. Labor, Nueva CLIO. La Historia y sus problemas, Nro. 20.

Tarradel Mateu Miguel (1979).-“España Antigua” en: Vicens Vives.-Historia de España y América, Social y Económica, Nro. 1. España, Libros Vicens, Bolsillo.

Watt Montgomery (1974).-Historia de la España Islámica. España. Alianza Editorial. El Libro de Bolsillo. Sección Humanidades, Nro. 244

 

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[i].-Enrique Alí González Ordosgoitti 

-Doctor en Ciencias Sociales, Sociólogo, Folklorólogo, Filósofo, Teólogo, Locutor, Profesor Titular de la UCV, de la Facultad de Teología de la UCAB (2000-2016) y del Instituto de Teología para Religiosos-ITER (1991-2016). Miembro del Comité Directivo del Centro de Estudios de América (CEA), Vicerrectorado Académico de la Universidad Central de Venezuela (UCV)

-Co-Creador y Coordinador General -desde 1991- de la ONG Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela-CISCUVE.

-Co-Creador y Coordinador -desde 1998- del Sistema de Líneas de Investigación Universitaria (SiLIU) sobre Sociología, Cultura, Historia, Etnia, Religión y Territorio en América Latina La Grande.

-Co-Creador y Coordinador -desde 2011- de la Página Web de CISCUVE: www.ciscuve.org

-Para contactarnos: ciscuve@gmail.com@ciscuveciscuve-Facebook; @enagor;  enagor2@gmail.com; Skype: enrique.gonzalez35,

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[ii].-Itinerario de este Artículo

1.-Este artículo en un primer momento fue un trabajo presentado en el seno de la Maestría de Historia de América Contemporánea de la UCV, en 1983, en un Seminario dictado por el Ilustre Doctor (q.e.p.d.) Eduardo Arcila Farías, quien fue quien me sugirió esta temática, abriéndome un ancho sendero para comprender la historia de los pueblos.

2.-Luego, algo modificado, formó parte del libro de mi autoría “Diez Ensayos de Cultura Venezolana” (1990, ver fuentes bibliográficas).

3.-Por considerarlo de utilidad, lo hemos revisado y ampliado para esta edición en la Revista Familia Cristiana Digital, Año 29, Nro. 30, Septiembre 2011

4.-Lo publicamos en la Página del Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela (CISCUVE): www.ciscuvve.org, el 20.11.2011, en el siguiente Enlace: https://ciscuve.org/?p=147

 

[iii].-Este trabajo forma parte del Proyecto de Investigación de Investigación de Grupo que coordino, financiado por el CDCH de la UCV, PG 07-00-6683-2007, intitulado “Reproducción de la Etnicidad en las Comunidades Étnicas Hispano-Venezolanas en el Área Metropolitana de Caracas. El papel de los Sistemas de Fiestas y de los dispositivos comunicacionales formales e informales” y a su vez del PG 02-00-6551-2006 “Paisaje Cultural de la Caracas Contemporánea, hacia la construcción del Mapa Étnico de la Ciudad”, dirigido por la Dra. Carmen Dina Guitián, y del cual formo parte como Investigador

 

[iv] .-Este artículo se inscribe dentro de nuestra Línea de Investigación acerca de Etnia y Etnicidades de América Latina La Grande, que coordinamos conjuntamente con la Dra. Carmen Dina Guitián, en el Centro de Investigaciones Socioculturales de Venezuela (CISCUVE). En esta Revista Familia Cristiana Digital hemos publicado los siguientes artículos sobre temas étnicos: “Los Afrodescendientes en Venezuela”, Año 28, Nro. 11, Enero 2010; “Limitaciones conceptuales de los términos Aborigen e Indígena”, Año 28, Nro. 11, Febrero 2010; “Indígenas Negros”, Año 28, Nro. 12, Marzo 2010; “Gentilicios Africanos-Negros en Venezuela, según Miguel Acosta Saignes”, Año 29, Nro. 13, Abril 2010; “Los Bantúes: del Sáhara hasta América Latina La Grande”, Año 29, Nro. 14, Mayo 2010; “La Otra Humanidad: Cuando Black is Beautiful”, Año 29, Nro. 18, Septiembre 2010; “Lo Indígena Nuestro de cada día”, Año 29, Nro. 19, Octubre 2010. Y “Las Comunidades Étnicas Biculturales-Binacionales en Venezuela”. Año 29, Nro. 28, Julio 2011

 

[v].-Desde hace algún tiempo venimos acuñando el concepto de América Latina La Grande, que comprende desde la Provincia de Quebec en Canadá, incorpora a los Latinos en EEUU hasta la Patagonia. Es una manera de definir a toda América desde lo Latino

 

[vi] .-Yo defino esos conceptos en: González Ordosgoitti Enrique Alí (1991).-“Treinta y un Tesis para la delimitación de 116 Subtipos del Campo Cultural Residencial Popular y No-Popular de América Latina” pp. 135-136, del libro Diez Ensayos de Cultura Venezolana

 

[vii] .-Es cierto que partiendo del concepto de Socialidad de Maffesoli y del concepto de Largo Plazo Histórico, de la Escuela de los Annales francesa, es posible afirmar que existe una continuidad profunda en el decurrir histórico de cada sociedad, argumento que se refuerza con los recientes estudios del genoma humano, que han sido capaces de determinar la continuidad poblacional, en un mismo lugar, de humanos emparentados desde hace milenios, tal como se demostró para algunos lugares del Reino Unido. Pero ese mismo argumento de la continuidad, nos lleva a afirmar que la presencia musulmana en España durante ocho siglos, no puede ser calificada como un Hiato Histórico, sino por el contrario, como un elemento civilizacional que se le añadió definitivamente a todo lo ibérico posterior.

 

[viii] .-Alvar, Indiculus luminosus, párrafo 35; citado en Arnold, Preaching of Islam, 137 y ss, en: Montgomery Watt (1974).-Historia de la España Islámica. España, Alianza Editorial, El Libro de Bolsillo, Sección Humanidades, nro. 244, p.65

 

[ix] .-Por supuesto que nos estamos refiriendo al breve período de duración del Califato Omeya (siglo X-1031), pues luego vendrían las hordas fundamentalistas bereberes de los Almorávides (“Consagrados a Dios”, siglos XI-XII) y de los Almohades (“Unitarios”, 1121-1224, quienes lucharon contra los Almorávides y contra los cristianos, finalmente fueron derrotados por los cristianos en la Batalla de Las Navas de Tolosa el 16 de julio de 1212), quienes a sangre y fuego, castigaron a los cristianos y a los judíos, bien sea aniquilándolos físicamente o aumentando las tasas impositivas, para poder practiar su propia religión.

 

[x].-Ese modelo arábigo-islámico, estará en las antípodas del modelo bereber-islámico, expresado por los Almohades y los Almorávides, quienes practicaban un islam fundamentalista, violento e intolerante

 

Cuadro: Períodos de la Historia de España. (EAGO, 2011)

 

AñoPeríodo
18.000 A.C.Primitivos Pueblos Iberos.
1.000 A.C.Dominación Fenicia.
1.000 A.C.Período Griego.
s.III A.C.Colonización Romana.
409 D.C.Imperio Visigodo.
711 D.C.Invasión Árabe-Musulmana.
1492 D.C.Reconquista Unidad Nacional

 

 

 

Gráfico: Religión y Etnia en la lucha entre Musulmanes y Cristianos en la España de los siglos VIII-XVI). (EAGO, 2011).

 

 

 

 

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